Cristina Cruz Ulloa
Yo tengo dos hechos en mi corazón que nunca se me van a olvidar; uno, llegó una muchacha como en el año 1975, se llamaba Rosetta Pallini, era como de 20 o 21 años; ella estuvo presa y fue torturada terriblemente, tenía un niño de meses, y estando aquí como al mes siguiente murió. No aguantó todo el calvario, a mí me tocó, incluso, acompañar el ataúd hasta el aeropuerto; y lo segundo, a una de las amigas, de las compañeras, se le murió un niño como de 8 o 9 años, y también fue otra cosa bastante triste, pero así es la vida.
Muchos chilenos llegaron en aviones, los sacaron directamente de la embajada de México en Chile y los trajeron. Algunos vinieron de otros países. Mi entrada fue distinta. Es una decisión propia llegar a México, no a Europa […] Porque la idiosincrasia mexicana incluso para los que nacieron en Chile es muy cercana y te sientes muy bien. Un amigo mexicano te recibe bien porque […] te abren las puertas de su casa, y de su familia. Hay discusiones en muchos chilenos, que todavía, después de 50 años del Golpe, siguen viviendo en Chile.
Yo creo que uno tiene que elegir en un momento determinado en dónde tú tienes que adaptarte. La decisión es vivir acá con los problemas de acá. Estamos viviendo una etapa de transformación, en un gobierno que ha sido único, en donde si hay alguna de las cosas que a mí más me gusta de la Ciudad de México es que, desde los tiempos prehispánicos, hasta ahora nos ha heredado una gran cultura.
