lupa
Tomás Severino Ortega
Portadilla de  Tomás Severino Ortega

Tomás Severino Ortega

Yo nací como diez meses antes del Golpe. Yo recuerdo que tenía pesadillas de los “gringos”, cosa genérica, persiguiendo a mi familia, a mi padre, porque las historias que se contaban eran terribles, eran de persecución, de violencia. Parte de mi familia en Chile también: las hermanas y un hermano de mi abuelita fueron tomados presos. Una tía fue torturada, un tío también. Muchos meses adentro de prisión, pues eso, sufriendo vejaciones muy cabronas, muy inhumanas.

Todas las fuerzas que tuvo que concitar él [Allende] como un personaje de la política; además, como un personaje de gobierno; no digamos una figura que se ha venido construyendo en mi mente, bueno, desde la revisión de la historia y los libros, pero también desde este tipo de anécdotas del Allende humano; del Allende coqueto, que también lo era; del Allende serio, del Allende formal, del médico, del Allende que impulsa un proyecto político donde él sí decía: “Esto es por la paz y es con el voto”. Allende es la cabeza de un movimiento que se fue construyendo, que fue apoyado desde distintos ángulos, pero sobre todo que empezó a generar estas transformaciones en Chile. Y en casos como Chile, donde la gratuidad o la educación pública gratuita no existe, ni menos en la educación superior, pues entonces ahí entendí eso: valorar. México lo tiene y tiene un gran nivel y no te cobran y, al contrario: incluso puedes dar cuotas extraordinarias, pues si no me cobran hay esa posibilidad de decidir si quieres dar. Yo sí me impuse, por ejemplo, una cuota ya trabajando y haciendo un posgrado, pues para regresarle a la unam, porque ofrecía esto que en Chile incluso hoy todavía no, no sucede, que es la educación universitaria.