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Zorka Vuskovic Céspedes
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Zorka Vuskovic Céspedes

Yo trabajaba en una institución de Gobierno, en la Junta Nacional de Jardines Infantiles que era un proyecto de ley que existía hace ya muchos años, que se llevó a cabo, digamos, en su totalidad, se intentó hacerlo en plenitud en el gobierno de la Unidad Popular. Yo era militante del Partido Comunista y en eso estaba en esos días.

El primer día del Golpe, yo vivía con mi ex marido quien fue el papá de mi hijo mayor, cada quien salió por separado con un grupo del Partido. No supimos nada, uno del otro, no supe nada de mi familia. 

Una tarde llegué a la casa de un amigo de mi papá, un español que trabajaba en las Naciones Unidas y por esas coincidencias, el día que fui a su casa, ahí estaba el embajador de Suecia Harald Edelstam, el cual le salvó la vida a muchísima gente, entre ellas, la mía. Nos pusimos de acuerdo y me llevó a la residencia de Gonzalo Martínez Corbalá, quien era el embajador de México en Chile en esa época. El embajador de Suecia me trató como si yo fuera su hija, me subió a su carro, y bueno, ahí me encontré con la sorpresa de que mi papá estaba ahí. No sabía nada de él y obviamente del resto de la familia. Entonces, fue una inmensa alegría la que sentí al encontrar a mi padre vivo. Él fue uno de los hombres más buscados por la Junta Militar, había sido ministro de Economía y era uno de los hombres más odiados. Bueno, estuve ahí más o menos como un mes y salí de ahí, exactamente, el 24 de diciembre (1973), éramos siete los que teníamos salvoconducto.