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Miguel Littín Cucumides
Portadilla de <p>Miguel Littín Cucumides</p>

Miguel Littín Cucumides

A través de gestiones de amigos y de mi familia con la embajada de México logré entrar al operativo. Allí me encontré con una gran multitud de seres humanos que estaban desolados, porque era la gente perseguida; familias enteras que fueron a refugiarse al consulado y, prácticamente, ya no había espacio. Era tan dramático el marco existencial que estábamos viviendo; la gente llorosa, con el alma atrapada por la tragedia. No había otra posibilidad, todo el lugar se encontraba ocupado, incluso los jardines.

Bueno, nosotros arribamos a México. La primera vez que salimos a la ciudad esa misma noche, me mareó un poco la grandeza de la capital; recuerdo que llegamos hasta el Ángel de la Independencia y allí, de alguna manera, sentimos la alegría de estar libres, pero también la gran tristeza de la derrota reciente que hacían un contraste muy fuerte y por eso se producía este estado de ánimo y físico.

Yo siempre digo que México no es mi segunda patria, sino mi otra patria. He recibido tantas cosas que son importantes en mi vida. A través del cine, cuando estaba filmando en Chihuahua sentía que Chihuahua era mi país, mi patria, y cuando yo le hablaba a la gente de ese lugar y le explicaba que soy chileno, y que esta película sucede en Chile, me gritó la muchedumbre: "¡No te preocupes, te entendemos ‘chilango’"! Entonces yo no sabía lo que significaba "chilango", después lo entendí, para ellos yo era "chilango". Entonces eso me quedó grabado para siempre en sentimiento, mi corazón seré un tanto y un poco mexicano y me sentiré eternamente viviendo de alguna manera la nostalgia de México.