La experiencia del gobierno de Allende había traído a muchos estudiosos, sociólogos europeos; entonces me hice yo de una cantidad de amigos, que debo decir hubo una fuerte solidaridad porque apenas todas estas gentes se enteraron del Golpe nos ofrecieron apoyo y ayuda. Cuando se creó el Departamento de Antropología me eligieron, porque además se democratizó la universidad. Los directivos de la universidad se elegían por voto de los maestros, de los alumnos, y yo fui electo director de Sociología. En eso estaba cuando vino el Golpe. Éste significó que ese mismo día todas las dependencias de la universidad quedaron paralizadas y cerraron. Cerraron el Departamento de Sociología, le pusieron guardias del ejército, de la noche a la mañana pasé de ser director a ser proscrito. Entonces, bueno, no sólo yo sino todos mis colegas que trabajaban conmigo pasamos a la condición de buscados. Uno de los grandes amigos que tenía era un antropólogo peruano: Lumbreras. Me dijo: “¡No, vente, yo te voy a mandar hoy mismo una invitación para que puedas salir!” Salí. Entonces, yo creo que, si uno pudiera hacer una síntesis, este es un hecho político que no esperábamos en la dimensión de lo que fue. Esperábamos que hubiera un pronunciamiento, pero nunca pensamos que iba a tener las dimensiones que tuvo, por eso nos pilló, desde ese punto de vista, desorganizados. Pudieron arrasar fácilmente con el país.