Moisés Eduardo Selman Lama
Nací en Talcahuano, un pequeño puerto que entonces ni en los mapas estaba. Mi familia era relativamente conservadora y yo tenía muy poco hábito político. Estudié medicina en la Universidad de Concepción, y me tocó vivir en esa facultad el origen y desarrollo del Movimiento de Izquierda Revolucionario (mir). Esto fue importante para mí porque me sacó de mi mini realidad burguesa, yo tenía dieciséis años, y me mostró una forma de pensamiento que cambió radicalmente mi manera de pensar.
Me recibí de médico por ahí de 1970 y coincidió con la llegada de Allende al poder. Entonces me fui a Santiago. Ahí empecé a trabajar como médico y me fui al Hospital del Tórax. Estaba involucrado con la izquierda, con Allende, con la medicina para los pobres, con la salud gratuita para todos y con el pensamiento de que un país sin salud y sin educación es un país que no tiene futuro.
Cuando viene el golpe de Estado, yo estaba en el Hospital del Tórax, en Santiago, que está a nada de La Moneda. Entonces, muy temprano en la mañana, oímos pasar los aviones que venían. Vino el Golpe. No había las comunicaciones que hay ahora. En Concepción, los canallas ya habían empezado desde la madrugada a cazar miembros del mir. Recuerdo que yo tenía una Smith & Wesson, pero estábamos en estado de sitio y no podíamos salir del hospital; no había cómo deshacerse de ella, y se me ocurrió, en el cuarto donde estábamos, sacar una de las lámparas de claraboya del techo; ahí la puse; cerré. En la noche, cuando prendimos la luz, esa cosa se reflejaba en la cama como si fuera una metralleta; entonces, rápido a desconectar todo y a sacarla; finalmente la enterramos. Ya no me acuerdo qué pasó después, estábamos asustados, estábamos esperando ahí a que vinieran los militares. […]
Después de algunos años de esperar el regreso a Chile, de repente me dije: “Yo quiero ser mexicano, yo seré ese uno de cada mil que se decide a ser otro”. Abrí las maletas […] Ya me había enamorado de […] México […]
