Existen dos tipos de monumentos: arquitectónicos y escultóricos. Estos últimos representan a individuos que fueron parte de un proceso histórico y que han enaltecido en su gran mayoría a personajes masculinos que tuvieron un papel patriótico en algún suceso bélico. Lo anterior es a lo que comúnmente los especialistas llaman historia de bronce, por el material con el que se hacen las estatuas. Aunque este tipo de exaltación se ha realizado para fortalecer el patriotismo de las naciones, el que los monumentos ignoren tajantemente el hecho de que en el desarrollo de una nación participan todos y cada uno de sus habitantes invisibiliza parte de nuestra memoria. Es por ello que existen estudiosos que han optado por analizar estos procesos desde una corriente historiográfica como la propuesta por la Escuela de los Annales que se centra en todo aquello que se desestimó: la historia desde abajo. Esta perspectiva permite que una sociedad hable por sí misma, ya que la historia debe ser de todos y no de un individuo como nos lo muestran hasta el día de hoy esas esculturas de piedra y bronce con las que tropezamos al caminar por México.