La comunidad de Cherán durante la primera década del siglo xxi fue testigo de la devastación de sus bosques por medio de la tala ilegal; además, diferentes grupos criminales hicieron mella causando miedo y violencia en el municipio. Se dice que en abril de 2011 un grupo de mujeres cansadas de ver cómo su espacio era destruido indiscriminadamente, impulsaron en la comunidad un estado de sitio y pararon camiones repletos de troncos recién cortados, crearon guardias para protegerse y, con mucho esfuerzo, lograron la autonomía. De acuerdo con Paulino Alvarado Pizaña en su artículo “Cherán: la recreación del habitar en común”, la reelaboración del tejido social que se llevó a cabo se basó en formas culturales históricas que habían quedado relegadas mientras el Gobierno federal regía el municipio. De acuerdo con Alvarado, luego del levantamiento, es en las guardias con fogatas que los pobladores recrearon “la matriz de la socialidad purépecha: el fogón o parhangua”.

Por otra parte, se activó el funcionamiento de los cuatro barrios históricos y el funcionamiento de, y se realizó la “destrucción” simbólica del palacio municipal, que luego de ser pintado se convirtió en la casa comunal en la que los representantes de dichos barrios y el pueblo entero se reúnen para la toma de decisiones y la convivencia social. Las tradiciones en un grupo tienen raíces socioculturales que en la mayoría de los casos se transmiten de generación en generación. Vemos que los pobladores de Cherán, al tener presente esas prácticas de convivencia comunitaria, regresaron a ellas para organizarse ante un gobierno que no garantizó su bienestar. Esta colección, a manera de reconocimiento, reúne algunos documentos antiguos del pueblo que nos ocupa, y es también una excusa para dar a conocer su historia.