El arte popular y algunos personajes de la Revolución mexicana
El movimiento social y político que conocemos como Revolución mexicana ha influenciado la cultura del país en muchos aspectos e impulsado diversas creaciones: desde la Constitución Política promulgada en 1917 hasta peculiares piezas de arte popular. En esta ocasión reunimos 11 objetos de barro policromado de la colección Roberto Montenegro del Museo Nacional de Arte. Estas pequeñas figuras, de apenas 15 centímetros de alto, representan a algunos personajes de la Revolución iniciada en 1910. El levantamiento afectó a tal grado que impulsó sus propias manifestaciones culturales; recordemos los murales de Diego Rivera o en literatura a Mariano Azuela.
Sin embargo, en múltiples expresiones populares también repercutió. Tal es el caso de estos “Adornos”, en los que podemos encontrar a Adolfo de la Huerta y a Roque González Garza —dos presidentes interinos— plasmados en estas artesanías, las cuales, gracias a los diversos colores y texturas que les dieron los maestros alfareros, poseen ciertos atributos propios de los hombres que las inspiraron, por ejemplo: don Adolfo ostenta la banda presidencial, mientras que a Roque se le muestra con la barba tupida y anteojos, tal y como se puede apreciar en los testimonios fotográficos. Es notorio que los o las autoras de estas efigies recuperaron varias de las características más representativas para que quienes las observaran pudieran reconocer a los personajes más allá de la cédula que los identifica; es así que tenemos a un Porfirio Díaz luciendo sus distinciones militares; un Francisco I. Madero elegantemente vestido; a Venustiano Carranza lo distingue su larga barba que le hizo ganar el mote de “Barbas de chivo”, y también tenemos al “Manco de Celaya”, el general y presidente Álvaro Obregón, representado sin un brazo.
Las expresiones artísticas, ya sean populares o no, en muchas ocasiones han intentado promover una identidad nacional o dar cuenta del pasado del país; estas figuras de barro de algunos de los presidentes de la República —y de las cuales sólo hemos seleccionado las de aquellos hombres que participaron en la Revolución— nos recuerdan que las demandas y los ideales que la impulsaron siguen vigentes a más de un siglo de distancia.