Los mapas como fuente de información histórica
Los mapas son representaciones geográficas de una superficie territorial. En ellos se puede proporcionar información de otras ciencias ubicadas en un espacio determinado, por ejemplo en el caso de los planos topográficos o lingüísticos. Es uno de los modelos más antiguos, ya que desde los albores de la humanidad se han utilizado tanto con fines mágico-religiosos como para transmitir información vital como la ubicación de fuentes de agua.
Los mapas antiguos representan una de las unidades documentales más complejas de analizar, ya que la variedad de elementos que los conforman, como su contenido histórico, su función cartográfica o sus elementos artísticos, dificultan las labores de catalogación.
Los mapas han cumplido funciones diversas como delimitar espacios, medir distancias, servir para el trazo de estrategias militares, registrar características de territorios concretos, etcétera. Con el paso del tiempo, gracias a diversos descubrimientos geográficos, el desarrollo de instrumentos de medición y la contribución de la navegación, entre otros factores, los cartógrafos fueron representando documentos cada vez más precisos.
En palabras de Jesús María Porro Gutiérrez: “El mapa [...] es susceptible de transformarse en un elemento sumamente interesante del seguimiento o exposición de unos hechos, por las diversas facetas ideológicas que su realidad iconográfica y morfológica puede indicar: las ideas imperantes en la época, el conocimiento de una determinada entidad geográfica, la percepción y definición mental respecto a ella, la sugestión del autor o lector del mapa (viajero, comerciante, erudito, piloto, geógrafo o cartógrafo), el afán por señalar o plantear algo, o bien esconderlo o deformarlo (manipulando intencionadamente para engañar en la interpretación de la realidad)”.