Ricardo Castro nació en la hacienda de Santa Bárbara, municipio de Nazas, Durango, pero pronto emigró a la Ciudad de México persiguiendo su pasión y enfocado en refinar su talento. Melesio Morales será su mentor en el Conservatorio Nacional de Música hasta 1883. Buscando perspectiva profesional una vez graduados, Alberto Magno Alvarado López (también duranguense y amigo de la infancia), Gustavo E. Campa, Juan Hernández Acevedo y Ricardo Castro abren una escuela para impartir clases privadas de teoría y práctica de piano. La empresa tiene fortuna y amplían su visión. A 10 años de su salida del Conservatorio, varios compositores fundan bajo el patronazgo de Castro una Sociedad Anónima de Conciertos. Se dedican al espectáculo y a la difusión de la música orquestal. Desarrollan la Sociedad Filarmónica Mexicana, en 1895, para la difusión de la música de cámara.

Al igual que Gerardo Murillo, Diego Rivera, Alfredo Ramos Martínez y Julio Ruelas, fue becado por el gobierno de Porfirio Díaz para hacer estudios en Europa, lo cual cumplía con las pretensiones cosmopolitas del afrancesado dictador.

Cierta leyenda describe un concierto el 11 de mayo de 1904 en un foro de Bruselas ante el rey Leopoldo II de Bélgica. Con mala voluntad dado que su hermana Carlota había caído en desgracia luego de la malhada empresa de Maximiliano entre 1861 y1867, Leopoldo aplaude con ganas al joven mexicano. A su regreso de Europa, Justo Sierra lo nombra director del Conservatorio Nacional de Música. Sin embargo, falleció el 28 de noviembre de 1907, como consecuencia de una pulmonía.

En Durango hay un teatro con su nombre. Comienza a construirse en 1900 y se termina en 1903. Primero fue un cine, a la muerte del músico en 1929 y para finales del siglo xx era Recinto Oficial de la Legislatura Estatal.