Colección Familiar. María de Lourdes Rosas Priego
La importancia que cobra una colección familiar puede resultar mayúscula cuando un integrante de ésta fue un creador, un artista. Tal es el caso de la colección particular de los Rosas Priego, quien tiene a la cabeza a María de Lourdes (Lulú, como ella desea ser llamada) y a su primo Alfonso Rosas Priego, ambos nietos del cinegrafista Enrique Rosas Aragón, quien en 1919 estrenó la película más ambiciosa del cine silente nacional El automóvil gris, la cual podemos disfrutar hoy en día gracias a que sus descendientes supieron valorarla y, sobre todo, conservaron los materiales con sus propios recursos además de otros muchos documentos y objetos del abuelo (como una curiosa serie de bilimbiques).
Con ello lograron ver más allá del recuerdo de un pariente para identificar que bajo su resguardo se encontraba un pilar del patrimonio visual, en este caso fílmico, de nuestro país. Debemos considerar que el cine mexicano del periodo mudo se ha perdido casi en su totalidad de manera irremediable y hoy sobrevive una parte mínima, específicamente de las producciones de ficción (caso aparte es el documental de la Revolución, del cual también fue figura destacada Enrique Rosas). Aunado a esto, consideremos que por las fechas en que se realizaron las tomas que conforman El automóvil gris (de 1915, fecha del fusilamiento real de los integrantes de la banda original, a 1919), es un verdadero privilegio contar con estas imágenes en movimiento, toda vez que no existían en el mundo instituciones especializadas en su correcta preservación, lo cual ocurrió hasta la década de los años treinta del siglo XX en Francia, y en México debimos esperar hasta julio de 1960 para ver la creación de la primera Filmoteca, nacida en el seno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por todo lo anterior, tanto Lulú como Alfonso, y sumamos al bisnieto, el artista visual Enrique Rosas, conscientes del valor del trabajo de su predecesor nunca perdieron de vista la obra y la custodiaron junto con la documentación que llegó a sus manos de generación en generación; pero su importante labor no paró ahí, y si algo caracteriza esta singular colección ha sido la búsqueda constante por dar a conocer las diversas versiones de la película en un acto de absoluta generosidad. Con el apoyo de la Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional han mantenido vigente el interés por El automóvil gris, pues con el paso de los años se han realizado varias versiones y restauraciones (mudas y sonoras) de aquel filme original en 12 rollos que se proyectaba en tres episodios. Por su valor artístico e histórico sin igual se ha hecho posible ahora, que ha pasado ya más de un siglo de su estreno, rendir un homenaje al maestro Enrique Rosas a través de una exposición y colecciones como las que alberga Memórica, que da a conocer un espléndido archivo familiar que en la era digital nos lleva a reconocer nuestro pasado.