
Multifamiliares y exilio: crecimiento y desarrollo urbano en la Ciudad de México
Los primeros exiliados chilenos en México llegaron, prácticamente, sin nada. En ocasiones una diminuta maleta, un juguete de los más pequeños, alguna fotografía familiar, o únicamente con la ropa puesta al momento de salir de sus hogares en Chile, a los que ya no regresarían. Esta situación preocupó a las autoridades mexicanas, que si bien, en un primer momento, los alojó en distintos hoteles o casas de huéspedes, pronto se dio a la tarea de encontrar espacios propicios para que ellos los habitaran.
En las décadas de 1950 a 1970 estuvo en auge la construcción de unidades habitacionales: el Multifamiliar Presidente Miguel Alemán, la Villa Panamericana, Villa Olímpica, las Torres de Mixcoac y la Unidad Habitacional Vicente Guerrero, entre otras. El propósito de estos complejos era ofrecer a los mexicanos una vivienda digna y con todos los servicios. Por supuesto, en los años setenta, la Ciudad de México comenzó a crecer. La migración descontrolada del campo a la ciudad creó un fenómeno que superó las expectativas de un crecimiento urbano ordenado, de ahí el surgimiento de colonias irregulares en Ciudad Neza o Valle de Chalco.
Sin embargo, para fortuna de los chilenos exiliados, las unidades habitacionales que se construían aún no estaban del todo ocupadas, por lo que el gobierno comenzó a alojarlos en éstas, y en ocasiones compartían la vivienda con otras familias provenientes de Chile, hasta que con el tiempo, y una vez que encontraron empleo, pudieron adquirir una propiedad.