Agua potable: del río Lerma a la cuenca de México
A principios del siglo XX, la Ciudad de México tenía un ritmo de crecimiento acelerado y la población requería cantidades cada vez más grandes del líquido vital. En esa época la ciudad era abastecida por manantiales del Desierto de los Leones, Chapultepec, Santa Fe, Sierra de las Cruces y del río Hondo, los cuales resultaron a la larga insuficientes. Esta precaria situación, aunada al hecho de que se empezó a producir un hundimiento en diferentes puntos causado por la perforación de pozos profundos, aceleró la búsqueda de una nueva fuente de suministro. En las aguas del río Lerma se encontraría la solución a esta problemática.
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Este sistema requirió una planeación hidráulica compleja que se realizaría en varias etapas y recorrería diversas partes del Estado de México y de la capital de la república. La ruta que se trazó para lograr el cometido va desde Almoloya del Río, pasando por Chapultepec, Ocoyoacac, San Mateo Atenco y Lerma, hasta Atarasquillo Dos Ríos, siendo este último punto el que supuso el mayor reto debido a que se construyó un túnel con una longitud de 14,334 metros que atraviesa la Sierra de las Cruces y que conduce finalmente el líquido al valle de México.
Las obras para introducir el agua potable del río Lerma a la Ciudad de México comenzaron en 1944 en su etapa inicial, misma que concluiría siete años más tarde, en 1951. Las imágenes que se muestran en esta colección corresponden precisamente a esta fase del Sistema Lerma, en la que se realizaron trabajos de captación y conducción. La primera acción se refiere a la interceptación de corrientes subterráneas en los acueductos, mientras que la segunda, a las obras de construcción de los mismos, cubriendo los tramos del acueducto superior en el valle de Toluca, el túnel de las Cruces o Atarasquillo Dos Ríos y el acueducto inferior del valle de México.