José Clemente Orozco: del mural al caballete
Una de las etapas más destacadas del arte mexicano fue el movimiento muralista que tuvo lugar en la posrevolución; uno de sus protagonistas fue José Clemente Orozco (1883-1949), quien fundó en 1922, al lado de Rivera y Siqueiros, el Sindicato de Pintores y Escultores con el objetivo de darle un giro a la producción artística patrocinada por el gobierno. Se buscó plasmar la historia del país en grandes murales dispuestos para ello. El resultado fue la creación de monumentales obras plásticas de tendencia nacionalista. En esta muestra se agrupan algunas de sus pinturas de caballete, en las que plasmó estas mismas inquietudes.
En las piezas seleccionadas su compromiso social se mantiene intacto y refieren al universo revolucionario, pero a diferencia de sus colegas, Siqueiros y Rivera, Orozco llevó esta temática a la condición humana universal, en donde la injusticia es el constante drama humano, y transformó en héroes a quienes la padecen guardando la esperanza de que éstos logren, a través de la lucha, la ansiada libertad aunque, pese a ello, se percibe en su trabajo un halo de desencanto. Aunque se aboca a la pintura de caballete ya al final de su trayectoria creativa, en la década de los cuarenta del siglo pasado, hemos incluido en esta pequeña colección un ejemplo temprano de 1927, Las soldaderas, en la que rinde homenaje al papel desempeñado por las mujeres en tiempos de guerra a fin de incentivar una toma de conciencia revolucionaria. Las demás pinturas fueron realizadas dos décadas después, cuando el maestro se dedicó con avidez al caballete; no obstante, esta abundante producción no es muy conocida. Cabe considerar que Orozco no ocultaba su desdén por el mercado del arte, por lo que sólo después de su muerte se le han dedicado algunas exposiciones en donde se muestra su pintura de menor formato; dejamos aquí una muestra de ello.