Patrimonio cultural de los pueblos y comunidades afromexicanas II
Programa Afrodescendientes y Diversidad Cultural-inah
Sones, fandangos y danzas
Una manifestación músico-dancística significativa y reconocida como expresión de las comunidades afromexicanas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca es el son, baile o fandango de artesa. Ésta es una danza que hasta mediados del siglo xx tuvo un papel fundamental en las festividades de esa región, en especial en las bodas y fiestas en honor a Santiago Apóstol. El conjunto tradicional del son de artesa incluye violín, jarana, guitarrita o bajo y cajón.
Se baila por parejas, usualmente descalzas, sobre una plataforma ahuecada elaborada con madera de parota, árbol muy conocido en la región. Se labra en una sola pieza representando a una figura zoomorfa que recuerda a los caballos o las vacas y a la que se le da el nombre de artesa. Las características del conjunto, su estructura musical y la forma en que se baila este son figuran como elementos que indican posibles ligas o vínculos con las culturas de Senegambia llegadas aquí de la mano de personas que arribaron a la Costa Chica en los primeros años después de la conquista de México.
Otra de las expresiones más características de los pueblos afromexicanos de la Costa Chica es la danza o juego de los diablos, que se lleva a cabo sobre todo en el Día de Muertos o Difuntos el 1 y 2 de noviembre. En los panteones suelen presentarse las danzas de los diablos, quienes usan máscaras con barbas y flecos hechos con crines y colas de caballo (elementos vinculados a la labor del ganado) y ropa de harapos. Esta danza, conformada por una comparsa de vaqueros o arrieros formada por alrededor de 12 personas, va precedida por dos personajes distintivos: el Pancho, Tenango o Diablo Mayor, que asume el papel de capataz, patrón o padre; y la Minga, que es un hombre vestido de mujer que carga una muñeca. El grupo de los danzantes va acompañado por tres músicos que tocan la charrasca, el bote y el violín o la armónica. La charrasca es una quijada de burro o de caballo con las piezas dentales flojas y que suena como una maraca al frotarse a manera de güiro. El bote, bule, arcuza o tigrera es un instrumento construido con un calabazo en cuya parte superior se coloca un parche de cuero que imita el rugido de un tigre, da ritmo a la música y ofrece tonos graves o bajos. Finalmente, con el violín, la armónica o una trompeta se interpreta la melodía.