Adolfo de la Huerta
Reconciliación, honestidad, diálogo
9 de julio de 1955
Adolfo de la Huerta fue presidente provisional de México entre el 1º de junio y el 30 de noviembre de 1920. Tomó posesión como jefe del Ejecutivo en seguimiento al Plan de Agua Prieta, que lo nombró Jefe Supremo del nuevo Ejército Liberal Constitucionalista creado por el movimiento contra Venustiano Carranza, quien fue asesinado la madrugada del 21 de mayo de ese año. Durante su breve administración logró que los grupos armados más importantes, como los villistas, depusieran sus armas. Lo hizo mediante acuerdos y no por medio de la confrontación. Su nombre, sin embargo, se recuerda en una escala menor a la de otros líderes revolucionarios.
Felipe Adolfo de la Huerta Marcor nació el 26 de mayo de 1881 en Guaymas, Sonora. En 1906 inició una militancia política opositora al régimen de Porfirio Díaz al afiliarse al Partido Liberal Mexicano. Durante la Decena Trágica acompañó al presidente Francisco I. Madero cuando éste abandonó el Castillo de Chapultepec para dirigirse a Palacio Nacional, y se unió inmediatamente a los constitucionalistas liderados por Carranza. En 1916 fue nombrado gobernador provisional de su estado natal; y en su gestión, que duró un año, acordó la pacificación de los yaquis y logró conceder derechos laborales a los trabajadores.
En 1919 fue electo gobernador constitucional de Sonora aun cuando Carranza se opuso a su candidatura. La diferencia con el Ejecutivo aumentó cuando éste intentó federalizar las aguas de río Sonora. Sin posibilidad de arreglo entre el estado y la federación, Adolfo de la Huerta se alzó contra el gobierno central mediante el Plan de Agua Prieta. Esta rebelión se dio en un contexto de confrontación entre muchos generales, incluidos Álvaro Obregón y Pablo González contra Venustiano Carranza. Al crecer el levantamiento, el presidente salió de la capital y, mientras intentaba llegar a Veracruz, fue asesinado en la sierra de Puebla. Pocos días después de la muerte del Primer Jefe, el Congreso votó para que De la Huerta concluyera el periodo vigente y convocara a los comicios para la elecciones, y así lo hizo.
El breve interinato de De la Huerta dio inicio en medio de dificultades graves —basta referir el magnicidio del Primer Jefe—; no obstante, en apenas seis meses, el mandatario comenzó con el proceso de licenciamiento de las facciones revolucionarias que seguían activas 10 años después del inicio del movimiento maderista. Entre otras diligencias, destaca que resolvió las confrontaciones con los yaquis, los cuales se sujetaron a la nueva administración. Por otra parte, el mismo De la Huerta refirió en su informe de gobierno que la tan anhelada paz nacional era una realidad ya que había logrado cambiar la actitud hostil de las fuerzas rebeldes.
El 1° de diciembre de 1920, Adolfo de la Huerta entregó el cargo a Álvaro Obregón, aspirante vencedor en las votaciones de septiembre. Ya en la gestión obregonista, De la Huerta fue secretario de Hacienda, e incluso, en 1922 y por indicaciones del entonces presidente, viajó a Nueva York en representación del gobierno mexicano a la reunión del Comité Internacional de Banqueros para negociar la deuda pública; tenía la autorización de aceptar “cualquier plan de arreglo” que fuera favorable al país. Dicho convenio resultó todo un éxito pues hasta el mismo Pancho Villa felicitó al secretario por los Tratados Lamont-De la Huerta.
El año de 1923, luego de diferencias con Obregón por los Tratados de Bucareli, De la Huerta dejó su cargo en la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, como se ha podido ver en este esbozo biográfico, don Adolfo tenía bien merecido el reconocimiento por parte de sus connacionales y también en el extranjero contaba con cierto prestigio, lo que le valió la postulación para contender por la presidencia del país. Entre sus adeptos se encontraba Francisco Villa, quien en julio de 1923 fue asesinado. Y así como don Adolfo se opuso a la imposición de Carranza de un candidato al Poder Ejecutivo, también rechazó rotundamente la que pretendía Obregón con Plutarco Elías Calles, por lo que la otra arista del “Triángulo sonorense” se rebeló ante la violación a la Constitución, al no celebrar elecciones democráticas.
A diferencia del movimiento de Agua Prieta, en 1923 Adolfo de la Huerta no logró sus objetivos y un año después partió a los Estados Unidos buscando apoyo. Se dice que al saber del asesinato de Obregón, quien pretendía reelegirse, abandonó la política y sobrevivió en el país vecino gracias a las clases de canto que impartía en una academia. Años después regresó a México y asesoró a algunos presidentes hasta el día de su muerte, acaecida el 9 de julio de 1955.
En esta colección recordamos la vida de tan destacado personaje de la Revolución mexicana. Aquí se muestran las tomas fotográficas de José Mendoza de la ceremonia en la que Adolfo de la Huerta tomó posesión de su cargo como presidente interino en 1920; también se insertan imágenes sobre la rendición de Francisco Villa; asimismo, el lector podrá acercarse a las votaciones federales de septiembre de 1920 y apreciar al mismo De la Huerta ejerciendo su derecho al voto. Finalmente, se conserva una imagen en la que, a mediodía, De la Huerta entregó el gobierno a don Álvaro Obregón. Esta serie fotográfica se encuentra custodiada por el Centro de Estudios de Historia de México-Carso, mientras que los otros registros forman parte de la Fototeca Amalia Castillo Ledón de la SRE.