Órdenes mendicantes
Las órdenes mendicantes surgieron durante el siglo xiii y formaron parte del clero regular. Su forma de subsistir era la mendicidad, como su nombre lo indica, ya que se negaban a tener bienes debido a sus preceptos religiosos, y se dedicaron principalmente a predicar y a la evangelización.
Una de las características de los mendicantes es que sus actividades las realizaron en templos y conventos que tenían a su cargo. La organización al interior de éstos era compleja. Cada uno contaba con un maestro general, quien estaba bajo el mando directo del papado, y que a su vez supervisaba a los responsables provinciales, cuyas dependencias eran atendidas por frailes de la misma orden.
De las órdenes religiosas que llegaron a Nueva España a partir de 1523, entre las mendicantes se encontraban franciscanos, dominicos, agustinos y carmelitas descalzas. Sólo las últimas se encontraron en espacios exclusivos de españoles, mientras que las otras tres sí tenían presencia en lo que se llamaron ciudades indígenas.