Invasión estadunidense a Veracruz en 1914
21 de abril de 1914
A poco más de un año de que Victoriano Huerta llegara al poder a través de un golpe ilegal en el que murieron el presidente y el vicepresidente de México, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, respectivamente, con un país sumergido en la inestabilidad y en la guerra, el puerto de Veracruz se ganó el apelativo de heroico por cuarta vez en su historia.
Esto se debió a que, en la madrugada del 21 de abril de 1914, abandonado a su suerte por órdenes del mismo Huerta, que retiró al Ejército federal del lugar, tuvo que enfrentar la invasión estadunidense que lo asolaba con un pretexto absurdo. En general, se considera que fueron dos los motivos por los cuales las tropas del vecino país del norte bombardearon el puerto: el desembarco de cartuchos alemanes destinados al gobierno de Victoriano Huerta y un incidente vano entre marinos estadunidenses y autoridades mexicanas en Tampico, días previos a la invasión. Aunque se trató de dialogar para que el problema no pasara a mayores, los “agraviados” exigieron disculpas oficiales, castigo a los responsables, honores a la bandera y 21 cañonazos. A pesar de que se justificaron los hechos y se recurrió a los medios diplomáticos apropiados para sortear las dificultades, no pudo llegarse a un acuerdo. El presidente Woodrow Wilson alegó que México carecía de un gobierno legítimo con el cual pudiera negociar. Ante el vacío que dejó el Ejército, la defensa quedó a cargo de trabajadores del muelle, de civiles y de los alumnos de la Escuela Naval Militar, mientras que mujeres, monjas y maestras se encargaron de atender a los heridos. Las tropas enemigas permanecerían en suelo nacional hasta noviembre de 1914. La colección proporcionada por la Secretaría de Marina y resguardada por Memórica, de la que ahora presentamos una pequeña parte, muestra el rostro y los nombres de 62 de los 88 cadetes que participaron en el resguardo de Veracruz; algunos de ellos eran prácticamente unos niños.