México en 1824: territorio, población y sociedad
En 1808, Alexander von Humboldt publicó el Ensayo político sobre el Reino de Nueva España en donde exponía los resultados de su exhaustiva investigación sobre el territorio mexicano que había visitado entre 1803 y 1804. Desde las cumbres de los volcanes, las costas y las minas de los actuales estados de Guanajuato e Hidalgo, Humboldt describió a detalle los paisajes y a su población. Al tiempo en que su obra era publicada, la invasión napoleónica a España precipitó el proceso independentista de los reinos americanos que había visitado entre 1799-1804.
La soberanía para América Latina fue un camino largo y complejo. No fue inmediato, los súbditos del monarca español se convertirían en ciudadanos de las nuevas repúblicas. El caso de México es particular. Primero optó por el establecimiento de una monarquía constitucional, semejante a la que gobernó España en ausencia de Fernando VII (1808-1814). Esta situación provocó diversos conflictos políticos que culminaron con la formación de los grupos: liberal y conservador.
En cuanto a la población, esta cambió poco de lo retratado por José Joaquín Fernández de Lizardi, “El Pensador Mexicano”, en El Periquillo Sarniento. Una aparente sociedad despreocupada de la “cosa pública”, pero presta a acompañar los cientos de levantamientos políticos que tuvieron en las primeras cuatro décadas de vida independiente.
El territorio mexicano también experimentó profundos cambios, en medio de conflictos internos y externos. De 1821 a 1848 tenía las Californias, Nuevo México, Texas y al sur colindaba con la República Federal de Centroamérica con la que se entró en conflicto por la cuestión de Chiapas y el Soconusco que no se resolvería sino hasta finales del siglo xix. De esta forma, México fue un país cambiante tanto en lo político, social y geográfico, y no sería sino hasta 1867 con la República Restaurada que se logró consolidar la soberanía nacional.