El Congreso, entonces, decidió nombrar a Vicente Guerrero como primer mandatario, mismo que recibió el Poder Ejecutivo de manos de Guadalupe Victoria. Guerrero llegó a su cargo el 1° de abril de 1829 y consideró que lo mejor para gobernar en aquel momento era rodearse de gente capaz, sin importar su filiación. Trató de balancear los puestos en el gabinete, pero las rencillas entre los grupos políticos pesaron más. Aunque su ascenso al poder se había basado en el apoyo popular, otros sectores sociales vieron con desagrado que una persona afrodescendiente, con “malos modales” y “sin educación”, estuviera al frente del país. Así que, a pesar de sus buenas intenciones, su llegada a la presidencia fragmentó aún más a una sociedad ya de por sí dividida.

Guerrero hizo frente a una campaña de desprestigio en su contra y a los intentos de reconquista española por parte del capitán Isidro Barradas. Todo esto, más las dificultades económicas que enfrentaba el erario, y la falta de experiencia administrativa del caudillo, provocó que el Congreso lo considerara “incapaz” para dirigir a la nación, por lo que dejó el puesto el 17 de diciembre de ese mismo año. En la colección que presentamos para conmemorar este día, se muestran documentos sobre su gestión, objetos y representaciones artísticas relacionadas con este importante personaje de la historia nacional.