Estampillas postales
1° de agosto de 1856
A decir de los especialistas en el tema, la creación de las estampillas, que también son conocidas como timbres o sellos postales, estuvo directamente relacionada con el desarrollo de la Revolución Industrial y con sus consecuencias sociales: las migraciones masivas, el crecimiento urbano, la expansión de las comunicaciones y el incremento de la alfabetización. En muchos países del mundo ya no fue suficiente la mensajería personal, por lo que aumentó la demanda del correo, una opción más accesible en cuanto a precios y disponibilidad.
Sin embargo, se necesitaba unificar los precios para que su funcionamiento fuera más eficaz. Fue así que en 1837 se estableció en Inglaterra un sistema basado en el prepago “según tasas fijas de acuerdo con el peso de la carta y la distancia que iba a recorrer”. Para sustentarlo, Rowland Hill propuso la creación de pequeñas estampas que indicarían el importe que debería pagarse de acuerdo con los precios establecidos. Este método fue tan exitoso que pronto se adoptó en otros países, lo que incrementó la comunicación internacional con sus respectivas consecuencias económicas y sociales. En México, la primera estampilla, que mostraba el busto de Miguel Hidalgo, se emitió en 1856 como parte de una reforma postal nacional, adoptando el modelo inglés. En esta etapa, el correo mexicano tuvo muchas limitaciones y era poco eficiente, pero esto cambió durante el porfiriato, época en la que se convirtió en una de las instituciones más importantes y en la cual se invirtieron grandes sumas para transformarla en un servicio moderno desde el punto de vista administrativo y logístico. En la colección que preparamos para recordar este singular acontecimiento, mostramos algunas cartas con sus respectivos sellos, timbres conmemorativos y una obra de Francisco Toledo que incluye estos artículos como parte de una intervención artística.