Representaciones de la niñez en el grabado mexicano
Cada sociedad ha construido su propia visión de la niñez. La nuestra es distinta a la que tuvieron quienes nos precedieron. La organización de una serie de conocimientos acerca del cuidado y la crianza de los niños, su alimentación, salud, protección, etcétera, depende de cada cultura y esto mismo puede ayudar a definir lo que esa sociedad entiende por ser niño.
Más allá de estas diferentes construcciones y enfoques, los autores coinciden en que el periodo conocido como “modernidad”, ubicado entre los siglos xvii y xx, fue el momento de la creación de un sentimiento especial alrededor de la infancia que perdura hasta nuestros días. Sin embargo, casi a mediados del siglo xx el desarrollo de la ciencia y la tecnología, de la industria, de políticas sociales, y la expansión capitalista produjeron un cambio fundamental en la mirada hacia los niños.
Como podemos ver de manera clara en los grabados elegidos para esta colección, la tradición plástica del siglo xix, representada por la gráfica de José Guadalupe Posada y Manuel Manilla, nos muestra una imagen infantil que todavía tiene mucho que ver con la idea de la niñez difundida durante la modernidad: los niños siendo niños, disfrutando del juego, del estudio, en escenas de campo o familiares. La situación cambia cuando echamos un vistazo a los grabados elaborados ya entrado el siglo xx. Esto se debió a que hubo una transformación en el modelo de sociedad integrada a otro caracterizado por la desigualdad y la falta de trabajo, lo que produjo serios efectos en la población infantil. Los artistas visuales percibieron esta transformación.
En su mayoría, los artistas reunidos en esta colección, ya sea de manera realista o con algunos trazos básicos rayando en la abstracción, advirtieron la dramática irrupción de los niños en las calles y las figuras infantiles acompañando a sus padres en diversas tareas de subsistencia, lo que se convirtió en inspiración importante para sus obras. Echemos un vistazo a estos grabados, advirtamos esos cambios y rememoremos nuestro propio tránsito por el tiempo de la niñez.