El ímpetu puesto en el poder descriptivo de la gubia y las tintas de Pierre Aveline hacen de esta inigualable obra un conjunto de láminas que describen la vida política y social de las ciudades visitadas por Gage. Este viajero inglés conocido por sus descripciones gastronómicas y particularmente sus crónicas sobre el cacao y el chocolate lo convirtieron en uno de los viajeros más divertidos y apasionados por las tierras americanas. El arte descriptivo de Gage se desprende de una relación cercana y curiosa de las formas de comercio, de las costumbres, las fiestas, las relaciones interétnicas de las tierras indias, criollas, mestizas, mulatas y negras. Los retratos costumbristas de Pierre Aveline dialogan con los relatos de Gage en una complicidad espaciotemporal que revive la llegada española, la resistencia a la conquista, los sacrificios, la disposición de los dominios, las fundaciones españolas, la idolatría y la evangelización forzada.

Por otro lado, también son significativas algunas litografías de Carl Nebel en su Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mejicana, acuarelas y dibujos que se desprenden de un libro de 46 láminas de campaña de Jean Amatus Klein y Louis Toussaint Simon Doutrelaine sobre México que provienen de la colección de Roland Bonaparte y enmarcan fielmente las calles, las personas, los oficios, los paisajes y la arquitectura de algunas ciudades coloniales. Esto ocurre de la misma manera con algunas litografías de México y de Perú realizadas por Vanderburch, Arnout y Vernier que muestran una variedad de imágenes de impecable calidad abrazando un legado como el de Thomas Gage o el barón Alexander von Humboldt con ilustraciones de Aimé Bonpland de estas tierras que se disputaban las maravillas naturales del vasto continente.