lupa
Documentos fundamentales
Portadilla de <p>La rebelión delahuertista y el asesinato de Felipe Carrillo Puerto</p>

La rebelión delahuertista y el asesinato de Felipe Carrillo Puerto

A fines de 1923, México se vio sacudido por un movimiento armado que surgió al calor de la contienda electoral que buscaba sustituir al general Álvaro Obregón. Por su parte, Plutarco Elías Calles, secretario de Gobernación y Adolfo de la Huerta, secretario de Hacienda y Crédito Público fueron los principales contendientes. Los dos pertenecían al llamado triángulo de Sonora. Los méritos políticos de ambos eran indiscutibles. El segundo había conseguido pacificar al Centauro del Norte y negociar el pago de la deuda con los Estados Unidos. Calles reorganizó al Ejército federal.

Martín Luis Guzmán en su novela La sombra de caudillo narra los vaivenes políticos ocurridos los últimos meses de 1923 y los periplos de la rebelión delahuertista. Una pugna de poder que dividió a la sociedad mexicana en tiempos donde todavía las diferencias y la lucha por el poder se dirimían no en las urnas, sino en el campo de batalla. Éste era el contexto del México posrevolucionario en la década de los veinte. Ambos bandos, callistas y delahuertistas estaban conformados por integrantes del grupo de Sonora donde habían destacados políticos, intelectuales y sobre todo reformadores como era el caso de Felipe Carrillo Puerto, entonces gobernador de Yucatán. Como diputado y gobernador impulsó una de las primeras reformas agrarias de México, una legislación que reconocía los derechos de las comunidades mayas, la concesión del voto en elecciones estatales y municipales a la mujer, entre otras.

Sin embargo, cuando la pugna entre callistas y delahuertistas, y mientras las guarniciones de varios estados de la república mexicana apoyaron a De la Huerta, Carrillo Puerto guardó lealtad a Obregón, su gobierno y candidato. Desde Yucatán trató de organizar a las tropas federales del estado, pero sin éxito. Tanto Felipe como tres de sus hermanos y algunos simpatizantes fueron capturados por los alzados en Holbox el 17 de diciembre de 1923, y fusilados el 3 de enero de 1924 en el Panteón Civil de Mérida.