De origen humilde, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública, por lo que participó en la reforma del sistema educativo mexicano y trabajó de cerca con intelectuales de la época interesados en ella, como fue el caso de José Vasconcelos, quien fungía en aquellos momentos como ministro de Instrucción Pública. En nuestro país, al cual arribó en 1922, Mistral fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la organización de varias bibliotecas públicas, además de que compuso canciones para niños y preparó textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924), una selección de prosas y versos de diversos autores destinada al uso escolar, en la que incorporó textos propios y algunos que ya había publicado en su libro Desolación (1922). 

Su obra tocó múltiples temas, como la condición de la mujer en América Latina, el respeto y la valoración de los pueblos originarios, la educación de las naciones americanas, la necesidad de elevar la dignidad y la condición social de los niños del continente, la religiosidad e incluso la maternidad. La colección de poemas titulada Lagar (1954) fue la última que publicó en vida y, según los especialistas, en ella “una profunda originalidad convive con la carga de tristeza y trascendencia que ya había impregnado […] sus primeros escritos, culminando una temática presidida por la resignación cristiana y el encuentro con la naturaleza”, incluso se comenta que en esta obra se encontraban presentes la muerte, la pérdida y el sentimiento de su propio fin. En esta colección retomamos recursos que también se pueden consultar en el micrositio dedicado a esta entrañable autora aquí mismo en Memórica.