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La matanza del Topilejo: desaparición forzada y ejecuciones en el temprano siglo xx

El año de 1929 fue importante para la política del país pues se llevaron a cabo elecciones federales en un México que apenas dejaba atrás el humo de las armas que se habían empuñado durante la Revolución mexicana. El contexto todavía era de violencia y agitación, las cuales se incrementaron cuando se declaró como nuevo presidente a Pascual Ortiz Rubio. Su contrincante en estas elecciones, José Vasconcelos, contaba con tantos seguidores que el triunfo de Ortiz Rubio fue visto claramente como un fraude, lo cual complicó más la situación que se vivía entonces.

El grupo de hombres arropados por el Partido Nacional Revolucionario (pnr) y agrupados en torno a Plutarco Elías Calles querían mantener el poder a como diera lugar y que nadie los contradijera, pues se consideraban como los triunfadores de la lucha de facciones que caracterizó la última etapa de la Revolución. Vasconcelos dejó la capital del país, pero sus seguidores todavía cuestionaban al régimen callista y demostraban su inconformidad con la situación política que prevalecía. Fue en estos momentos que comenzaron las desapariciones de vasconcelistas. Podía ocurrir a plena luz del día, sin que nadie se percatara de lo que sucedía. Sus familias sólo sabían que su hermano, su primo o su esposo no habían regresado a casa. Entre los desaparecidos se encontraban personas como Ricardo González Villa, Roberto Cruz Zequera, Macario Hernández, Vicente Nava, Carlos Olea, Jorge Martínez y Félix Trejo, entre muchos más, los cuales eran trasladados a la Hacienda de Narvarte, lugar que se convirtió en una especie de centro clandestino de detención. En febrero de 1930, el general Maximino Ávila Camacho, cabeza del 51 Regimiento de Caballería, trasladó a todos los prisioneros rumbo a Cuernavaca y, cerca del poblado de Topilejo, dio la orden de ejecutarlos. No se tiene un registro exacto de cuántos militantes fueron masacrados, pues algunas versiones dicen que alrededor de 100, otros que 60 o 70; lo que se sabe con certeza es que este acto se convirtió en el primer caso de desaparición forzada en la historia mexicana.