A finales del siglo xix, el número de personas dedicadas a distintos oficios comenzó a disminuir y, en cambio, empezó el aumento de un proletariado de corte industrial. El surgimiento y crecimiento de centros fabriles y la progresiva industrialización del país, fomentó la creación de una nueva clase social con conciencia de su importancia y con participación en la estructura económica, que desde entonces se reconoció como “obrera”. A principios del siglo xx, la difícil situación económica y la crisis que ya se advertía en el gobierno se visibilizaron a través de las primeras grandes huelgas del sector en México: las de Cananea y Río Blanco. Por ello, tras el inicio de la Revolución, parecía que finalmente se abría un camino mediante el cual se canalizara y se resolvieran los grandes problemas que enfrentaba la clase trabajadora. Sin embargo, esto no fue así. Madero se acercó al sector obrero prometiendo mejoras en el discurso, pero en la práctica prefirió crear el Departamento del Trabajo para cooptarlos y no dudó en hacer uso de la represión cuando los obreros continuaban con demandas. Así, en septiembre de 1912 se fundó la Casa del Obrero Mundial con el fin, según la investigadora Ana Ribera Carbó, de actuar como una central sindical que coordinara las acciones de los trabajadores y con la intención de transformar las viejas organizaciones mutualistas en sindicatos para llevar a cabo huelgas para exigir mejoras laborales. Para recordar este importante día, reunimos una serie de imágenes y documentos sobre esta relevante organización.