Estos elementos estuvieron presentes en la cultura mesoamericana desde el periodo Preclásico hasta el Posclásico por lo que abundan en las zonas y yacimientos arqueológicos. La fabricación de estos sellos se llevó a cabo en prácticamente toda Mesoamérica. De acuerdo con el arqueólogo Enrique Vela, en ellos se grababan diseños de diversas clases, que incluían los geométricos, los cuales poseían un significado particular, como fue el caso del quincunce, que se encontraba relacionado con los cuatro rumbos del universo. También se plasmaron diseños de animales, plantas, flores, manos, pies e incluso rostros humanos. Los especialistas consideran que, debido a su abundancia, su uso era permitido a gran parte de la población, a diferencia de otras prácticas de adorno corporal como los tatuajes o el uso de narigueras o bezotes. Aun así, todo parece indicar que sólo se utilizaban en ocasiones especiales, para ritos o fiestas en las que el propio cuerpo humano era parte de la ceremonia. La colección que presentamos en esta ocasión muestra una serie de fotografías de estos elementos de la arqueología mexicana que han llamado la atención de estudiosos de distintas latitudes y áreas profesionales, como fue el caso del pintor Jorge Enciso, quien elaboró una recopilación de diseños en los años cuarenta que sigue siendo una de las fuentes más completas a consultar por los interesados en el tema.