Productores de telas como "La Americana" comenzaron a operar en León, Guanajuato, en 1877. Dos años después sus socios capitalistas (George Heyser e Ildefonso Portillo y Carlín) echaron a andar el primer generador eléctrico del país. El empuje de la electricidad a partir de entonces es imparable: en 1881, la celebración de la independencia fue una demostración sobre el puente de San Francisco y la calle de Corpus Christi (hoy avenida Juárez) de conducción y alumbrado para 12 columnas. Se gestaba un conglomerado liderado por la Societé du Necaxa au Mexique. Ésa fue la primera compañía interesada en explotar los recursos de la cuenca hidrográfica entre Hidalgo y Puebla. Su promotor fue un médico francés Arnoldo Vaquié, quien se asoció con el arquitecto Silvio Contri y el ingeniero Víctor Fournier, y cuya concesión fue aprobada en 1895 por la Secretaría de Fomento. En Canadá, el 10 de septiembre de 1902, Frederick Stark Pearson formó la compañía The Mexican Light and Power Company, Limited. La empresa francesa le había vendido sus derechos y propiedades. Para inicios de la guerra civil operaban junto a ésta, el consorcio The American and Foreign Power Company, en el norte, y la Compañía Eléctrica de Chapala, en el occidente.

Al término de la revolución el denominador común aún era el mal servicio, irregularidades administrativas, daño al erario y tarifas prohibitivas. Por ello, el gobierno federal creó el 14 de agosto de 1937 la cfe, en consonancia con el artículo 27 constitucional, donde se declara que la generación, distribución y servicio al público de energía eléctrica implica soberanía nacional. El mismo precepto, reformado, dio lugar a la nacionalización del 27 de septiembre de 1960, por el presidente Adolfo López Mateos.