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Visión cubista de la Mujer
Portadilla de <p>Visión cubista de la mujer en la obra de Gabriel Portillo del Toro</p>

Visión cubista de la mujer en la obra de Gabriel Portillo del Toro

El artista colimense Gabriel Portillo del Toro (1927-2013) desarrolló a lo largo de su carrera diversas disciplinas visuales, fue caricaturista alrededor de 30 años en El Diario de Colima, así como un gran muralista y un destacado pintor de caballete; en su obra a menudo representó la imagen de lo femenino desde lo que él llamaba un estilo de “cubismo aportillado”; de este último se compone esta pequeña colección.

En su obra identificamos una influencia cubista (descomposición de la imagen realista) que no es para nada radical ni llega a la abstracción; es decir, que en todo momento la figura representada es identificable, pero con cierto aire de fragmentación. Cuando se le cuestionaba sobre esta característica, Portillo del Toro solía referirse a un cubismo “tímido”, porque siempre se mantenía claramente la referencia. Para lograr tal efecto, las mujeres que plasmó en sus lienzos fueron dibujadas con una base de trazos geométricos presentes en toda la composición, en los que el uso de los colores puros otorga una perfecta definición en cada espacio del cuadro. 

Observamos a la mujer en muy diversas facetas y, en todos los casos, éstas se representan acompañadas de diferentes elementos que enriquecen la lectura de la obra como son: flores, frutos y animales. En su Desnudo se destaca la postura de la mujer que con la cara levantada transmite una sensación de dignidad al mostrar su cuerpo de manera frontal. Lo mismo ocurre en Mulata, una suerte de ventana corpórea expone su interior. En el caso de Mujeres en la playa, Niñas y El circo la dualidad paradójicamente se funde en un solo cuerpo; junto con esta última y Bailarinas demuestra que también gustaba de representarlas como entes creativos a través de siluetas de complejas posturas.

La obra plástica de Portillo del Toro tuvo una historia singular; después de trabajar poco más de dos años en la capital del país (1945 a 1947) y de laborar en Guadalajara, regresó a su natal Colima en donde se abocó a la docencia por completo. En algún momento su necesidad creativa lo llevó a entregarle a la universidad estatal tres cuadros al año; producto de ello son parte de las obras que aquí podemos observar.