lupa
Protesta, censura, represión y castigo
Portadilla de <p>Protesta, censura, represión y castigo: mujeres en prisión</p>

Protesta, censura, represión y castigo: mujeres en prisión

La vida en prisión nunca ha sido fácil. Las miles de historias que llenan los expedientes judiciales de quienes las habitan o habitaron dan cuenta de ello. Durante la primera mitad del siglo xx, la prensa, la radio y el cine se dieron a la tarea de recuperar las experiencias de muchas reclusas que purgaban una sentencia en prisión. Algunas de ellas fueron arrojadas a las mazmorras por transgredir normas o convenciones sociales que, en lugar de victimizarlas, las responsabilizaba por el simple hecho de ser mujeres y tratar de hacer valer unos derechos que les fueron negados.

El 18 de junio de 1934, la lente de un fotógrafo anónimo capturó una instantánea de un grupo de mujeres que trabajaban en un taller de costura en las instalaciones de la Correccional para Mujeres en Coyoacán. Esta actividad era parte de las acciones cotidianas que las reclusas debían cumplir para resarcir a la sociedad y a las víctimas por su delito. Algunas de sus historias eran relatadas en las páginas de los diarios capitalinos de circulación nacional en la sección de nota roja. Con esto, jueces y magistrados de la época argumentaron un discurso moral del “deber ser”. La prensa no era el único medio que explotaba la imagen de las mujeres que caían en desgracia. El cine también utilizó estos temas para realizar cientos de películas donde las protagonistas terminaban en prisión, acusadas de transgredir las normas sociales.

Con el propósito de hacer más realista la situación, las autoridades mexicanas facilitaron el acceso a periodistas, guionistas, productores y fotógrafos, entre otros, para que recabaran y grabaran al interior de los penales del país. El Palacio de Lecumberri, la cárcel de Belén —antes de ser demolida—, las Islas Marías, y más, fueron los escenarios que buscaron retratar la miseria humana que terminaba en aquellos fríos muros y galeras. Así, en películas como Víctimas del pecado (1950) vemos a Ninón Sevilla caer en desgracia, mientras su hijo busca sobrevivir solo y desamparado, o en Cárcel de mujeres (1951) con Sara Montiel y Miroslava, las protagonistas luchan por el control y la dignidad sobre las demás reclusas.