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Gabriela Mistral, representante de México en Italia: documentos y epistolario
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Gabriela Mistral, representante de México en Italia: documentos y epistolario

Después de dos años de una labor intensa, tanto en la capital del país como ejerciendo de maestra rural en varios rincones de México, Gabriela Mistral se propuso continuar con su formación y para ello gozó de una comisión especial que le asignó el gobierno de Álvaro Obregón, que la llevaría a Europa, con destino final a Italia. Esta muestra se conforma con documentos oficiales, cartas y notas en los que consta la preparación y las primeras experiencias que vivió en el trayecto y los primeros días de su llegada.

Desde inicios de 1924 ya se consideraba, desde el Estado mexicano, cubrir las necesidades económicas que la maestra Mistral requeriría en su estancia en el extranjero como representante de México, tal como consta en el acuerdo firmado por el presidente Obregón, del 15 de enero, en el que autorizó con antelación los viáticos, a fin de que ella pudiera emprender el encargo en el tiempo que dispusiera. Igualmente contamos con el acuerdo en el que se asignaba una partida económica para los primeros meses de la estancia de la poetisa en el Viejo Continente.

Además de financiar el viaje, el apoyo del gobierno se evidenció al presentarla desde la Presidencia y la Secretaría de Educación Pública, por medio de una carta dirigida al entonces ministro de México en Italia Julio Madero, del 14 de abril de 1924, en la que la recomienda “de manera muy especial” y hace énfasis del sólido prestigio que ya había forjado en nuestro país, solicitando que le den las facilidades para que logre realizar los estudios que se había propuesto; también forma parte de esta colección la respuesta del ministro en el que le asegura que se han seguido sus instrucciones.

Gabriela Mistral se comunicó con el presidente a través de telegramas y cartas en las que compartía sus experiencias, su percepción de los lugares donde se había detenido, como en Estados Unidos, donde dictó una conferencia a un público universitario, cuestión que le escribe el 17 de julio de 1924, con palabras cálidas y de profundo agradecimiento.

Un personaje fundamental presente en la vida de Mistral desde su primer día en México fue su entrañable colaboradora Palma Guillén, quien la acompañó en su travesía europea. En un intercambio de telegramas, de agosto de 1924, consta cómo se solicitó que se le extendiera el apoyo económico y el mismo presidente responde que penosamente la crisis del erario no le permitía autorizar ese gasto.