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Representación gráfica de la vida mexicana con calaveras. Tres grandes maestros
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Representación gráfica de la vida mexicana con calaveras. Tres grandes maestros

El tema de la representación de la muerte mediante la imagen de la calavera está altamente arraigado en la tradición mexicana, más allá de la festividad de los Fieles Difuntos. Si bien resulta abundante su presencia en las ilustraciones y en las esculturas en el México precolombino, fue a finales del siglo XIX cuando devino tema popular y vehículo social para realizar crítica humorística a través del grabado. El primer artista que difundió calaveras en hojas volantes fue el ilustrador Manuel Manilla (1830-1895), de quien mostramos cuatro ejemplos en esta pequeña colección.

Manilla, al final de su carrera productiva en el taller de Antonio Venegas Arroyo, conoció al joven grabador José Guadalupe Posada (1852-1913), quien, influenciado por él, retomó e hizo famosa la imagen de la calavera en sus críticas al porfiriato, por medio de publicaciones periódicas en las que representaba con sus famosas catrinas al pueblo mexicano sin excepción alguna, desde los más favorecidos hasta al más humilde de los habitantes de nuestro país. Años más tarde, avanzado ya el siglo XX, el grabador que continuó con esta añeja tradición fue el maestro Leopoldo Méndez (1902-1969), artista de visión altamente crítica en lo social y comprometido con sus ideales políticos de izquierda, quien con sus calaveras ejercía la libertad de expresión y dejaba testimonio del acontecer nacional heredero de la Revolución.