Institución: Mexicana - Museo Nacional de San Carlos
Todos recordamos de canciones de cuna y rondas infantiles que poblaron nuestra vida como niños a un personaje ominoso llamado el Coco. “A la rorro nené, a la rorro ya, duérmete mi niño, duérmeteme ya…” Su presencia en el imaginario pueril conecta con el pasado colonial mexicano y las tradiciones que pasaron de España a nuestro país. El Coco es mitología y folclor, esa entidad que provoca miedo y se vuelve admonición para la conducta de los infantes está construida de referentes clásicos (el kákos griego es un sujeto deforme que llega a Roma encapuchado; el cuculus) pero también de casualidades lingüísticas (en náhuatl, kokjó es "el que hace daño"). En la literatura, El lazarillo de Tórmes y en los entremeses de Quevedo, son obras de la época en las que ya podemos ubicar al Coco.
Probablemente la ilustración mejor conocida, más allá de la informe y difusa personificación que cada niño elabora en su imaginación, sea la de Francisco de Goya y Lucientes en 1799. "Que viene el coco" forma parte de esa serie de 80 grabados que representa una sátira de la capital imperial a finales del siglo xviii, especialmente de la nobleza y del clero (“Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por D. Francisco de Goya”). Se conocen trece ediciones oficiales: la de 1799, cinco en el siglo xix, y siete en el siglo xx. Es muy probable que sea del tiraje decimonónico que tenemos aquí una reproducción y no, por supuesto, un original de 1799. Muy reciente su fundación, la Academia de San Carlos de la Nueva España comienza adquiriendo obra que le es contemporánea; Ramón de Posada y Soto, fiscal de la hacienda virreinal entre 1781 y 1793, compra y dona diversas piezas del artista español. Lo más seguro es que tengamos aquí una copia de las que se vendieron en Cádiz a partir de 1811.