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Parábola óptica

Parábola óptica

 
 

Parábola óptica de Manuel Álvarez Bravo (1931)

Institución: Museo de Arte Moderno

La pieza fotográfica Parábola óptica de Manuel Álvarez Bravo logra transformar una imagen urbana de las calles de la Ciudad de México en una representación de lo que pudiera parecer un mundo paralelo, en donde lo ordinario deviene extraordinario. El escaparate de una tienda de óptica cobra vida a través de los múltiples ojos que reproduce y que parecen observarnos, además la constante presencia de la palabra “moderna”, leída al revés, representa la novedosa mirada del propio artista que en sus inicios propone una nueva estética en el mundo de la fotografía mexicana de aquel lejano 1931.

 

En concordancia con su título, la obra es una parábola visual, es decir, plantea un tema que no pretende ser explícito. En su lugar propone un juego de posibles significados que se multiplican por los diversos reflejos de ojos y letras de lo que finalmente es un establecimiento citadino donde se vendían anteojos. Estas distintas posibilidades que fluctúan entre la realidad y la ensoñación redundaron en que pronto se identificara en él un vínculo con la propuesta surrealista en el arte, en la que lo onírico juega un papel fundamental. En este sentido, fascinó al creador del movimiento, André Bretón, quien lo consideró un vanguardista digno de presentar su trabajo en México y en el extranjero en exposiciones del grupo citado.

 

Nacido en la capital del país un 4 de febrero de 1902 y fallecido cien después, el 19 de octubre de 2002, desde joven se interesó por la fotografía y el arte, tomó algunas clases en la Academia de San Carlos y entró en contacto con Hugo Brehme. Fue en ese entonces, a principios de la década de los veinte, que adquirió su primera cámara fotográfica; después se haría amigo de la fotógrafa italiana Tina Modotti, cuyo trabajo admiraba profundamente, quien junto con el gran artista de la lente Edward Weston lo animaron a continuar en el oficio. Sólo un año antes de realizar esta imagen, el joven Manuel Álvarez Bravo había decidido ganarse la vida como fotógrafo y muy pronto destacó su enorme talento, y sus nuevas propuestas maravillaron a la sociedad mexicana de entonces. Con una larguísima carrera el gran maestro, que alcanzó un siglo de vida, se convirtió en uno de los más grandes exponentes de la fotografía nacional en el mundo entero.

 

Material de apoyo:

Conde, Teresa del, Mucho sol, Fondo de Cultura Económica, México, 1989.

Poniatowska, Elena, Manuel Álvarez Bravo: el artista, su obra, sus tiempos, Banco Nacional de México, México, 1991.

 

Parábola óptica de Manuel Álvarez Bravo (1931)

Institución: Museo de Arte Moderno

La pieza fotográfica Parábola óptica de Manuel Álvarez Bravo logra transformar una imagen urbana de las calles de la Ciudad de México en una representación de lo que pudiera parecer un mundo paralelo, en donde lo ordinario deviene extraordinario. El escaparate de una tienda de óptica cobra vida a través de los múltiples ojos que reproduce y que parecen observarnos, además la constante presencia de la palabra “moderna”, leída al revés, representa la novedosa mirada del propio artista que en sus inicios propone una nueva estética en el mundo de la fotografía mexicana de aquel lejano 1931.

En concordancia con su título, la obra es una parábola visual, es decir, plantea un tema que no pretende ser explícito. En su lugar propone un juego de posibles significados que se multiplican por los diversos reflejos de ojos y letras de lo que finalmente es un establecimiento citadino donde se vendían anteojos. Estas distintas posibilidades que fluctúan entre la realidad y la ensoñación redundaron en que pronto se identificara en él un vínculo con la propuesta surrealista en el arte, en la que lo onírico juega un papel fundamental. En este sentido, fascinó al creador del movimiento, André Bretón, quien lo consideró un vanguardista digno de presentar su trabajo en México y en el extranjero en exposiciones del grupo citado.

Nacido en la capital del país un 4 de febrero de 1902 y fallecido cien después, el 19 de octubre de 2002, desde joven se interesó por la fotografía y el arte, tomó algunas clases en la Academia de San Carlos y entró en contacto con Hugo Brehme. Fue en ese entonces, a principios de la década de los veinte, que adquirió su primera cámara fotográfica; después se haría amigo de la fotógrafa italiana Tina Modotti, cuyo trabajo admiraba profundamente, quien junto con el gran artista de la lente Edward Weston lo animaron a continuar en el oficio. Sólo un año antes de realizar esta imagen, el joven Manuel Álvarez Bravo había decidido ganarse la vida como fotógrafo y muy pronto destacó su enorme talento, y sus nuevas propuestas maravillaron a la sociedad mexicana de entonces. Con una larguísima carrera el gran maestro, que alcanzó un siglo de vida, se convirtió en uno de los más grandes exponentes de la fotografía nacional en el mundo entero.

Material de apoyo:

Conde, Teresa del, Mucho sol, Fondo de Cultura Económica, México, 1989.

Poniatowska, Elena, Manuel Álvarez Bravo: el artista, su obra, sus tiempos, Banco Nacional de México, México, 1991.

 
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