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Hombre maya esculpiendo una estela

Hombre maya esculpiendo una estela

 
 

Institución: Mexicana / Museo Nacional de Arte

José Chávez Morado, pintor, muralista, grabador y escultor, nació en 1909 en Silao, Guanajuato. Cursó la educación básica en una primaria de su comunidad. La pesca de salmón fue una labor que realizó en Canadá, donde consolidó su inclinación por las artes plásticas. Su gusto por el dibujo lo indujo a tomar clases nocturnas en la Chouinard School of Art, época en la que vio pintar a José Clemente Orozco su mural Prometeo, en el Pomona, de Los Ángeles, California. Tres años después de su regreso al país, ingresó en la Academia de San Carlos en 1934, asistiendo a clases de grabado, pintura y litografía, y en 1936 se integró a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (lear) y al Taller de Gráfica Popular (tgp) en 1938.

 

Chávez Morado perteneció a una generación que vio la luz justo en un contexto social difícil, ya que la Segunda Guerra Mundial había dejado tras de ella destrucción de pueblos, ciudades, muerte, por ello el artista expresa: “En esa atmósfera de grandes conflictos sociales y culturales, nuestra gestión artística y ciudadana fue política, nacida no sólo de la razón, sino también de los sentimientos y la pasión… para expresar nuestra reacción ante los sucesos de la época”, y a través de sus murales busca plasmar sucesos de la historia, pero también la reivindicación del hombre nativo, de su arte y de su desarrollo mucho tiempo antes de la conquista. Hombre maya esculpiendo una estela, nuestro objeto destacado en Memórica, es una muestra de ello; en esta pintura se recrea a un hombre desnudo, sentado en la tierra frente a una enorme piedra que ha tallado durante mucho tiempo para darle una forma, un rostro, un cuerpo, pero también observamos que alrededor de este hombre, de este artista prehispánico, la naturaleza está presente.

 

Para el artista es importante volver la mirada al lugar de origen, hacia nuestras raíces: “por muchos años y siglos, los mexicanos siempre han vuelto los ojos hacia Europa y Estados Unidos, buscando la grandeza urbana, arquitectónica o artística, actitud de sumisión que, aunque aún perdura, puede ser discutida con ventaja, ya no sólo con base en el pasado artístico prehispánico, sino también con las obras modernas”. En uno de sus discursos expresa la admiración por la cultura maya, sus extraordinarias obras pictóricas, murales y ornamentales, así como por sus antiguos escultores y es por ello que, a través de sus pinturas, de su talento, logra transmitir su amor por lo prehispánico, y las raíces indígenas, mestizas y criollas.

Material de apoyo:

Chávez Morado, José, “Señales en los muros”, disponible aquí (PDF, 115 MB).

 

Institución: Mexicana / Museo Nacional de Arte

José Chávez Morado, pintor, muralista, grabador y escultor, nació en 1909 en Silao, Guanajuato. Cursó la educación básica en una primaria de su comunidad. La pesca de salmón fue una labor que realizó en Canadá, donde consolidó su inclinación por las artes plásticas. Su gusto por el dibujo lo indujo a tomar clases nocturnas en la Chouinard School of Art, época en la que vio pintar a José Clemente Orozco su mural Prometeo, en el Pomona, de Los Ángeles, California. Tres años después de su regreso al país, ingresó en la Academia de San Carlos en 1934, asistiendo a clases de grabado, pintura y litografía, y en 1936 se integró a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (lear) y al Taller de Gráfica Popular (tgp) en 1938.

Chávez Morado perteneció a una generación que vio la luz justo en un contexto social difícil, ya que la Segunda Guerra Mundial había dejado tras de ella destrucción de pueblos, ciudades, muerte, por ello el artista expresa: “En esa atmósfera de grandes conflictos sociales y culturales, nuestra gestión artística y ciudadana fue política, nacida no sólo de la razón, sino también de los sentimientos y la pasión… para expresar nuestra reacción ante los sucesos de la época”, y a través de sus murales busca plasmar sucesos de la historia, pero también la reivindicación del hombre nativo, de su arte y de su desarrollo mucho tiempo antes de la conquista. Hombre maya esculpiendo una estela, nuestro objeto destacado en Memórica, es una muestra de ello; en esta pintura se recrea a un hombre desnudo, sentado en la tierra frente a una enorme piedra que ha tallado durante mucho tiempo para darle una forma, un rostro, un cuerpo, pero también observamos que alrededor de este hombre, de este artista prehispánico, la naturaleza está presente.

Para el artista es importante volver la mirada al lugar de origen, hacia nuestras raíces: “por muchos años y siglos, los mexicanos siempre han vuelto los ojos hacia Europa y Estados Unidos, buscando la grandeza urbana, arquitectónica o artística, actitud de sumisión que, aunque aún perdura, puede ser discutida con ventaja, ya no sólo con base en el pasado artístico prehispánico, sino también con las obras modernas”. En uno de sus discursos expresa la admiración por la cultura maya, sus extraordinarias obras pictóricas, murales y ornamentales, así como por sus antiguos escultores y es por ello que, a través de sus pinturas, de su talento, logra transmitir su amor por lo prehispánico, y las raíces indígenas, mestizas y criollas.

Material de apoyo:

Chávez Morado, José, “Señales en los muros”, disponible aquí (PDF, 115 MB).

 
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