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El ladrillero y su hijo

El ladrillero y su hijo

 
 

El ladrillero y su hijo de Pablo O´Higgins

Institución: Museo Nacional de la Estampa

La lucha por la sobrevivencia diaria de los trabajadores y obreros fue un tema fundamental en la obra de Pablo O’Higgins; en esta pieza demuestra su simpatía por dignificar las labores de la construcción. Representa de manera naturalista sin más parafernalia a un ladrillero que involucra a su pequeño hijo en el oficio. Con trazos sencillos y definidos logra una imagen realista en la que se transmite de una generación a otra el trabajo cotidiano. La obra no está exenta de una carga crítica en la que se evidencian las carencias y la pobreza de los ladrilleros en México, la recreación de sus humildes vestimentas y cierta tristeza que se deja ver en sus rostros, que simbolizan un reclamo de justicia.

 

Paul O’Higgins Stevenson (1904-1983), nacido en Salt Lake City, Utah, llegó a nuestro país en 1924 y fue pintor, ilustrador y destacado artista de la llamada segunda etapa de muralistas. Una de sus facetas fue como grabador y fundador del Taller de Gráfica Popular, junto con grandes maestros de la técnica como Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce y Francisco Castro Pacheco. Como litografista continuó trabajando temas relativos a la solidaridad entre los trabajadores, y nunca ocultó su postura política ya que fue militante del Partido Comunista de México y miembro activo de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (lear), por ello sus piezas están pobladas de personajes de las clases menos favorecidas, desposeídas e invisibilizadas de la sociedad.

 

Mexicano por decisión propia, O’Higgins se nacionalizó en 1961. Su primer contacto con la cultura de México tuvo lugar en San Diego, California, donde fue estudiante de arte; en dicha ciudad, poblada por una importante mayoría latina, aprendió el español y decidió conocer México. Poco tiempo después entabló una relación amistosa y laboral con Diego Rivera, quien fue su mentor y lo tomó como ayudante en la elaboración de los murales de Chapingo y de la Secretaría de Educación Pública. Al observar la vida cotidiana de trabajadores y campesinos desarrolló una empatía con el pueblo y lo convirtió en fuente de inspiración para sus pinturas, murales y grabados. Sus fuertes convicciones lo llevaron a estudiar un año en la antigua urss, en la Academia de Arte de Moscú, y a su regreso trabajó arduamente en la elaboración de murales, no obstante, la gráfica ocupó siempre, dentro de su vasta obra, un lugar preponderante.

 

Material de apoyo:

Encinas Rodríguez, Alejandro et al. [Textos], Humanidad recuperada: obra gráfica de Pablo O’Higgins, Fundación Cultural María y Pablo O’Higgins / Secretaría de Cultura, México, 2006.

Pablo, Luis de et al. [Textos], Pablo O’Higgins: los trabajadores de la construcción, Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, México, 2000.

 

El ladrillero y su hijo de Pablo O´Higgins

Institución: Museo Nacional de la Estampa

La lucha por la sobrevivencia diaria de los trabajadores y obreros fue un tema fundamental en la obra de Pablo O’Higgins; en esta pieza demuestra su simpatía por dignificar las labores de la construcción. Representa de manera naturalista sin más parafernalia a un ladrillero que involucra a su pequeño hijo en el oficio. Con trazos sencillos y definidos logra una imagen realista en la que se transmite de una generación a otra el trabajo cotidiano. La obra no está exenta de una carga crítica en la que se evidencian las carencias y la pobreza de los ladrilleros en México, la recreación de sus humildes vestimentas y cierta tristeza que se deja ver en sus rostros, que simbolizan un reclamo de justicia.

Paul O’Higgins Stevenson (1904-1983), nacido en Salt Lake City, Utah, llegó a nuestro país en 1924 y fue pintor, ilustrador y destacado artista de la llamada segunda etapa de muralistas. Una de sus facetas fue como grabador y fundador del Taller de Gráfica Popular, junto con grandes maestros de la técnica como Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce y Francisco Castro Pacheco. Como litografista continuó trabajando temas relativos a la solidaridad entre los trabajadores, y nunca ocultó su postura política ya que fue militante del Partido Comunista de México y miembro activo de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (lear), por ello sus piezas están pobladas de personajes de las clases menos favorecidas, desposeídas e invisibilizadas de la sociedad.

Mexicano por decisión propia, O’Higgins se nacionalizó en 1961. Su primer contacto con la cultura de México tuvo lugar en San Diego, California, donde fue estudiante de arte; en dicha ciudad, poblada por una importante mayoría latina, aprendió el español y decidió conocer México. Poco tiempo después entabló una relación amistosa y laboral con Diego Rivera, quien fue su mentor y lo tomó como ayudante en la elaboración de los murales de Chapingo y de la Secretaría de Educación Pública. Al observar la vida cotidiana de trabajadores y campesinos desarrolló una empatía con el pueblo y lo convirtió en fuente de inspiración para sus pinturas, murales y grabados. Sus fuertes convicciones lo llevaron a estudiar un año en la antigua urss, en la Academia de Arte de Moscú, y a su regreso trabajó arduamente en la elaboración de murales, no obstante, la gráfica ocupó siempre, dentro de su vasta obra, un lugar preponderante.

Material de apoyo:

Encinas Rodríguez, Alejandro et al. [Textos], Humanidad recuperada: obra gráfica de Pablo O’Higgins, Fundación Cultural María y Pablo O’Higgins / Secretaría de Cultura, México, 2006.

Pablo, Luis de et al. [Textos], Pablo O’Higgins: los trabajadores de la construcción, Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, México, 2000.

 
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