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El cuadro de los cuadros

El cuadro de los cuadros

 
 

Institución: Museo de Arte Moderno

El cuadro de los cuadros de Mathias Goeritz (1915-1990) es una pieza simbólica dentro de su vasta producción (que en su mayoría fue desarrollada en el ámbito escultórico y arquitectónico), además, se considera que con ésta obra cierra su creación pictórica. Se trata de un cuadro de amplias dimensiones, 202 cm de alto por 278.5 cm de ancho, que efectivamente, como se indica en el título, está poblado por otros 17 pequeños cuadros con trazos autónomos de menor tamaño y elaborados con la clara postura de que las pinturas se representan a sí mismas y por ello Goeritz se alejaba de la idea del arte como imitación de lo existente. Había que crear, no copiar.

 

En los pequeños cuadros de este gran óleo encontramos colores sólidos con un fondo a dos tonos de azul, cada uno de ellos está compuesto con pinceladas en su mayoría de tonalidad oscura que contrasta con un fondo claro. Los dibujos que contienen son abstractos, es decir alejados de una apariencia realista, a pesar de que en algunos podemos adivinar siluetas cercanas a lo figurativo como una mano, rostros de perfil o simples imágenes geométricas: círculos, triángulos y líneas gruesas, algunas de ellas forman lo que pareciera parte de una caligrafía oriental inventada, y de pronto, surgen notas de color rojas y amarillas por otra parte, un trazo verde que se escapa en lo alto y otorga vida y dinamismo a la composición. Al terminar esta pieza en 1954 el artista se dedicó por completo a la escultura urbana.

 

Mathias Goeritz de origen polaco se formó profesionalmente en Alemania, en donde se abocó al estudio de la pintura, la historia del arte y la filosofía. Tres años después de que Hitler tomara el poder, el pintor abandonó Berlín y tras vivir una temporada en Tetuán, Marruecos, se instaló por un tiempo en España. El recorrido llegó a su final en México (1949) al incorporarse como profesor en la Escuela de Arquitectura de Guadalajara, Jalisco, ahí fundó su Taller de Educación Visual en donde se reconocía claramente la influencia de la Escuela de la Bauhaus. Para 1952 ya en la capital del país inició un magnífico legado en el ámbito escultórico que otorgó identidad a la moderna Ciudad de México a través de obras tan simbólicas como el Museo Experimental El Eco (1953), las Torres de Satélite (1957) y su destacada participación en monumentales obras colectivas como la Ruta de la amistad (1968) y el Espacio Escultórico de la unam (1978-80) entre otras.

Material de apoyo

Cuahonte, Leonor (compiladora), El eco de Mathias Goeritz, pensamientos y dudas autocríticas, Turner, México, 2015.
 

 

Institución: Museo de Arte Moderno

El cuadro de los cuadros de Mathias Goeritz (1915-1990) es una pieza simbólica dentro de su vasta producción (que en su mayoría fue desarrollada en el ámbito escultórico y arquitectónico), además, se considera que con ésta obra cierra su creación pictórica. Se trata de un cuadro de amplias dimensiones, 202 cm de alto por 278.5 cm de ancho, que efectivamente, como se indica en el título, está poblado por otros 17 pequeños cuadros con trazos autónomos de menor tamaño y elaborados con la clara postura de que las pinturas se representan a sí mismas y por ello Goeritz se alejaba de la idea del arte como imitación de lo existente. Había que crear, no copiar.

En los pequeños cuadros de este gran óleo encontramos colores sólidos con un fondo a dos tonos de azul, cada uno de ellos está compuesto con pinceladas en su mayoría de tonalidad oscura que contrasta con un fondo claro. Los dibujos que contienen son abstractos, es decir alejados de una apariencia realista, a pesar de que en algunos podemos adivinar siluetas cercanas a lo figurativo como una mano, rostros de perfil o simples imágenes geométricas: círculos, triángulos y líneas gruesas, algunas de ellas forman lo que pareciera parte de una caligrafía oriental inventada, y de pronto, surgen notas de color rojas y amarillas por otra parte, un trazo verde que se escapa en lo alto y otorga vida y dinamismo a la composición. Al terminar esta pieza en 1954 el artista se dedicó por completo a la escultura urbana.

Mathias Goeritz de origen polaco se formó profesionalmente en Alemania, en donde se abocó al estudio de la pintura, la historia del arte y la filosofía. Tres años después de que Hitler tomara el poder, el pintor abandonó Berlín y tras vivir una temporada en Tetuán, Marruecos, se instaló por un tiempo en España. El recorrido llegó a su final en México (1949) al incorporarse como profesor en la Escuela de Arquitectura de Guadalajara, Jalisco, ahí fundó su Taller de Educación Visual en donde se reconocía claramente la influencia de la Escuela de la Bauhaus. Para 1952 ya en la capital del país inició un magnífico legado en el ámbito escultórico que otorgó identidad a la moderna Ciudad de México a través de obras tan simbólicas como el Museo Experimental El Eco (1953), las Torres de Satélite (1957) y su destacada participación en monumentales obras colectivas como la Ruta de la amistad (1968) y el Espacio Escultórico de la unam (1978-80) entre otras.

Material de apoyo

Cuahonte, Leonor (compiladora), El eco de Mathias Goeritz, pensamientos y dudas autocríticas, Turner, México, 2015.

 
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