Si parafraseamos una vieja expresión popular, se podría afirmar que para el caso de los ferrocarriles de nuestro país, "todos los caminos llevaban a México". Y es que a mediados del siglo xix los caminos salían de la capital de la república y a partir de ahí se irradiaban hacia los cuatro puntos cardinales de la geografía mexicana. Dos de estas rutas se dirigían hacia la ciudad de Puebla. El camino más antiguo pasaba por los llanos del municipio de Apan, y el segundo se dirigía por las estribaciones del volcán Iztaccíhuatl, por Río Frío. En ambos se tendieron vías que salían de la ciudad de México, porque la capital era el nodo principal de los caminos y, una vez con el ferrocarril en funciones, por él se transportaban las mercaderías y los insumos para la minería, tanto las que se establecieron en el centro y norte de México como las de Real del Monte, en Pachuca, donde por cierto también tenían inversiones los Escandón.
Si parafraseamos una vieja expresión popular, se podría afirmar que para el caso de los ferrocarriles de nuestro país, "todos los caminos llevaban a México". Y es que a mediados del siglo xix los caminos salían de la capital de la república y a partir de ahí se irradiaban hacia los cuatro puntos cardinales de la geografía mexicana. Dos de estas rutas se dirigían hacia la ciudad de Puebla. El camino más antiguo pasaba por los llanos del municipio de Apan, y el segundo se dirigía por las estribaciones del volcán Iztaccíhuatl, por Río Frío. En ambos se tendieron vías que salían de la ciudad de México, porque la capital era el nodo principal de los caminos y, una vez con el ferrocarril en funciones, por él se transportaban las mercaderías y los insumos para la minería, tanto las que se establecieron en el centro y norte de México como las de Real del Monte, en Pachuca, donde por cierto también tenían inversiones los Escandón.
La ciudad capital ha sido desde tiempos inmemoriales asiento de todos los poderes. En los
inicios del ferrocarril, para realizar cualquier tipo de negociación era necesario establecerse
en la Ciudad de los Palacios, y por lo mismo, Manuel Escandón, precursor de las diligencias y
del ferrocarril, radicaría allí desde los 20 años de edad, esto a principios de la década de
1830. Para entonces el joven poseía casas y fincas dentro de la ciudad, en Tacubaya y en
Tlalpan, mismas que intercambió con su hermana mayor, Dolores Escandón, por las haciendas de
Monte Blanco y Potrero.
En 1875 Antonio Escandón proyectaba ya las promisorias posibilidades que habría de traer el
ferrocarril, por lo que compró una casa ubicada en la Plazuela Buenavista, además de algunos
terrenos ubicados detrás de ella, para ahí construir la estación.
La ciudad capital ha sido desde tiempos inmemoriales asiento de todos los poderes. En los
inicios del ferrocarril, para realizar cualquier tipo de negociación era necesario
establecerse
en la Ciudad de los Palacios, y por lo mismo, Manuel Escandón, precursor de las diligencias
y
del ferrocarril, radicaría allí desde los 20 años de edad, esto a principios de la década de
1830. Para entonces el joven poseía casas y fincas dentro de la ciudad, en Tacubaya y en
Tlalpan, mismas que intercambió con su hermana mayor, Dolores Escandón, por las haciendas
de
Monte Blanco y Potrero.
En 1875 Antonio Escandón proyectaba ya las promisorias posibilidades que habría de traer el
ferrocarril, por lo que compró una casa ubicada en la Plazuela Buenavista, además de
algunos
terrenos ubicados detrás de ella, para ahí construir la estación.
Es evidente que los Escandón tenían una de sus bases principales en la ciudad de México, pues
además de los negocios ya mencionados, un informe de 1877 señala que los principales accionistas
de la Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal, que después se transformaría en los
ferrocarriles eléctricos o tranvías, eran los herederos de Antonio Escandón.
La llegada de los ferrocarriles a la ciudad de México —en primer lugar el Ferrocarril Mexicano—
dejó vestigios muy importantes para el estudio y el análisis de este medio de transporte.
Gracias a ello podemos apreciar la monumentalidad de la infraestructura ferroviaria, compuesta
por estaciones, andenes, talleres, entre otro tipo de construcciones. Valgan las siguientes
imágenes como prueba de ello.
Es evidente que los Escandón tenían una de sus bases principales en la ciudad de México,
pues
además de los negocios ya mencionados, un informe de 1877 señala que los principales
accionistas
de la Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal, que después se transformaría en los
ferrocarriles eléctricos o tranvías, eran los herederos de Antonio Escandón.
La llegada de los ferrocarriles a la ciudad de México —en primer lugar el Ferrocarril
Mexicano—
dejó vestigios muy importantes para el estudio y el análisis de este medio de transporte.
Gracias a ello podemos apreciar la monumentalidad de la infraestructura ferroviaria,
compuesta
por estaciones, andenes, talleres, entre otro tipo de construcciones. Valgan las siguientes
imágenes como prueba de ello.