Una vez que las vías del ferrocarril lograron vencer la cuesta de Orizaba a Boca del Monte se
internaron hacia las llanuras del Altiplano central. La vía troncal pasó por Apizaco y se
dirigió hacia la capital de México. De la estación de Apizaco se desprende un ramal que lleva a
la ciudad de Puebla, mismo que fue inaugurado por el presidente Benito Juárez el 15 de
septiembre de 1869.
En los tiempos en que se construyó esta vía, la región tenía, en términos económicos, dos polos
opuestos, pues Apizaco era eminentemente agrícola mientras que Puebla se consolidaba como
industrial. La región centro y suroeste de Tlaxcala, por donde también se tendieron vías del
Ferrocarril Mexicano, estaba compuesta por tierras de agricultura intensiva y para el abasto de
otros mercados. Haciendas y ranchos establecidos en esta zona producían sobre todo trigo, aunque
el ferrocarril impulsó la explotación de otras variedades, como la plantación de magueyales
para producir pulque, que alcanzaría a tener un gran mercado en la ciudad de México. Cabe
resaltar que durante la segunda mitad del siglo XIX en Puebla se instalaron varias fábricas
textiles, sobre todo en las márgenes del río Atoyac, en la zona limítrofe entre Puebla y
Tlaxcala.
Una vez que las vías del ferrocarril lograron vencer la cuesta de Orizaba a Boca del Monte
se
internaron hacia las llanuras del Altiplano central. La vía troncal pasó por Apizaco y se
dirigió hacia la capital de México. De la estación de Apizaco se desprende un ramal que
lleva a
la ciudad de Puebla, mismo que fue inaugurado por el presidente Benito Juárez el 15 de
septiembre de 1869.
En los tiempos en que se construyó esta vía, la región tenía, en términos económicos, dos
polos
opuestos, pues Apizaco era eminentemente agrícola mientras que Puebla se consolidaba como
industrial. La región centro y suroeste de Tlaxcala, por donde también se tendieron vías del
Ferrocarril Mexicano, estaba compuesta por tierras de agricultura intensiva y para el abasto
de
otros mercados. Haciendas y ranchos establecidos en esta zona producían sobre todo trigo,
aunque
el ferrocarril impulsó la explotación de otras variedades, como la plantación de magueyales
para producir pulque, que alcanzaría a tener un gran mercado en la ciudad de México. Cabe
resaltar que durante la segunda mitad del siglo XIX en Puebla se instalaron varias fábricas
textiles, sobre todo en las márgenes del río Atoyac, en la zona limítrofe entre Puebla y
Tlaxcala.
Además de estas oportunidades para el ferrocarril, los Escandón tenían otros intereses
familiares y comerciales. En Puebla vivía una parte de la familia, y ahí murió, en 1824, el
patriarca de los Escandón, y en 1833 el esposo de una de las hijas mayores. En lo económico
se puede anotar que poseían una concesión por 15 años para reparar los caminos de la región,
y a cambio de ello tenían derecho a establecer una garita de peaje en esa ciudad y otra de
contrapeaje en Nopalucan o Amozoc. Aquí también pernoctaban los viajeros de las diligencias
que se dirigían hacia el puerto de Veracruz, o los que procedían de allá, y entre los bienes
que dejó el padre al fallecer se encuentra la hacienda de Santa Ana, ubicada en San Andrés
Chalchicomula. Curiosamente ese punto también sería tocado por la línea troncal del
Ferrocarril Mexicano.
La construcción y operación del ramal que toca esta región dejó como huellas algunos planos
e imágenes que se muestran en esta sala. Estos documentos dan cuenta de la infraestructura
que llegó a construir la empresa ferroviaria, como son las estaciones de ambos puntos,
entre otras instalaciones, así como aquella que obligó la geografía por donde se tendieron
las vías férreas.
Además de estas oportunidades para el ferrocarril, los Escandón tenían otros intereses
familiares y comerciales. En Puebla vivía una parte de la familia, y ahí murió, en 1824, el
patriarca de los Escandón, y en 1833 el esposo de una de las hijas mayores. En lo económico
se puede anotar que poseían una concesión por 15 años para reparar los caminos de la región,
y a cambio de ello tenían derecho a establecer una garita de peaje en esa ciudad y otra de
contrapeaje en Nopalucan o Amozoc. Aquí también pernoctaban los viajeros de las diligencias
que se dirigían hacia el puerto de Veracruz, o los que procedían de allá, y entre los bienes
que dejó el padre al fallecer se encuentra la hacienda de Santa Ana, ubicada en San Andrés
Chalchicomula. Curiosamente ese punto también sería tocado por la línea troncal del
Ferrocarril Mexicano.
La construcción y operación del ramal que toca esta región dejó como huellas algunos planos
e imágenes que se muestran en esta sala. Estos documentos dan cuenta de la infraestructura
que llegó a construir la empresa ferroviaria, como son las estaciones de ambos puntos,
entre otras instalaciones, así como aquella que obligó la geografía por donde se tendieron
las vías férreas.