Sala 2


SALA 2

Ciclismo deportivo



Patrocinadores y organizadores

Al inicio, los principales seguidores del ciclismo fueron miembros de las colonias extranjeras y de la élite, que en muchos casos desempeñaban cargos importantes en el gobierno o eran dueños de almacenes, lo cual facilitó las circunstancias para impulsar al ciclismo deportivo. Las tiendas o talleres más renombrados fueron Trachsel y Compañía, en donde se vendía la marca Víctor que, en 1897, ya era la favorita y había desbancado a marcas pioneras en el país como la Humber y la Stearns. También eran famosos los de Mohler y De Gress; el de Hilario Meenen, gran impulsor del sport y la bicicleta; y el taller de don Federico Trigueros, mecánico mexicano muy interesado en el aparato.

La bicicleta en México, una casa antigua, The Mexican Sportsman, 5 de junio de 1897, p. 6.

La bicicleta en México, una casa antigua,
The Mexican Sportsman,
5 de junio de 1897, p. 6.

Depósito de bicicletas de T. S. Gore y Cía., The Mexican Sportsman, 5 de junio de 1897, p. 7.

Depósito de bicicletas de T. S. Gore y Cía.,
The Mexican Sportsman,
5 de junio de 1897, p. 7.




Las calles en las que se podían localizar dichos almacenes eran, entre otras, la de Gante, Puente de San Francisco, Avenida Juárez y Revillagigedo, el Mirador de la Alameda, Santa Isabel, La Escondida y San Juan de Dios. El precio de una bicicleta estaba entre 35 y 330 pesos, dependiendo de la marca, de las características, así como del año y de si eran de primera o segunda mano.

Automóvil que hizo el recorrido de Cuernavaca-Toluca en tiempo récord, México, ca. 1905.

Automóvil que hizo el recorrido de
Cuernavaca-Toluca en tiempo récord,
México, ca. 1905.

El almacén Rambler, The Mexican Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 6.

El almacén Rambler,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 6.

Los dueños de los almacenes se unieron para fundar clubes dedicados a la práctica de varios deportes, entre los que estaba el ciclismo, al mismo tiempo que fomentaban la venta de artículos para ciclistas. Además de realizar actividades deportivas en estos clubes, las personas también iban a socializar y a discutir temas políticos y económicos, forjando así redes o lazos basados en intereses comunes.





SALA 2



Ciclismo deportivo



Patrocinadores y organizadores

Al inicio, los principales seguidores del ciclismo fueron miembros de las colonias extranjeras y de la élite, que en muchos casos desempeñaban cargos importantes en el gobierno o eran dueños de almacenes, lo cual facilitó las circunstancias para impulsar al ciclismo deportivo. Las tiendas o talleres más renombrados fueron Trachsel y Compañía, en donde se vendía la marca Víctor que, en 1897, ya era la favorita y había desbancado a marcas pioneras en el país como la Humber y la Stearns. También eran famosos los de Mohler y De Gress; el de Hilario Meenen, gran impulsor del sport y la bicicleta; y el taller de don Federico Trigueros, mecánico mexicano muy interesado en el aparato.

La bicicleta en México, una casa antigua, The Mexican Sportsman, 5 de junio de 1897, p. 6.

La bicicleta en México, una casa antigua,
The Mexican Sportsman,
5 de junio de 1897, p. 6.

Depósito de bicicletas de T. S. Gore y Cía., The Mexican Sportsman, 5 de junio de 1897, p. 7.

Depósito de bicicletas de T. S. Gore y Cía.,
The Mexican Sportsman,
5 de junio de 1897, p. 7.




Las calles en las que se podían localizar dichos almacenes eran, entre otras, la de Gante, Puente de San Francisco, Avenida Juárez y Revillagigedo, el Mirador de la Alameda, Santa Isabel, La Escondida y San Juan de Dios. El precio de una bicicleta estaba entre 35 y 330 pesos, dependiendo de la marca, de las características, así como del año y de si eran de primera o segunda mano.

El almacén Rambler, The Mexican Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 6.

El almacén Rambler,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 6.

Los dueños de los almacenes se unieron para fundar clubes dedicados a la práctica de varios deportes, entre los que estaba el ciclismo, al mismo tiempo que fomentaban la venta de artículos para ciclistas. Además de realizar actividades deportivas en estos clubes, las personas también iban a socializar y a discutir temas políticos y económicos, forjando así redes o lazos basados en intereses comunes.

Automóvil que hizo el recorrido de Cuernavaca-Toluca en tiempo récord, México, ca. 1905.

Automóvil que hizo el recorrido de
Cuernavaca-Toluca en tiempo récord,
México, ca. 1905.




El Club Mitla de Oaxaca, El Mundo Ilustrado, 9 de octubre de 1898, p. 6.

El Club Mitla de Oaxaca,
El Mundo Ilustrado,
9 de octubre de 1898, p. 6.

Ciclistas durante una demostración en un estadio, México, ca. 1907.

Ciclistas durante una demostración
en un estadio, México, ca. 1907.

Los clubes ciclistas

Los clubes, algunos exclusivos para ciclismo y otros donde se practicaban más deportes, identificados para los años de 1890 a 1910, tanto en la capital como en ciertos estados, eran: el Veloce Club, el Club Hércules, el Club Saturno, el Club Estrella, el Club Ciclopea para menores de 15 años, el Club Centenario, el Club Atlético, el Club Mercurio, el Club Alemán de Ciclistas, el Ciclyst Club, el Wels Club Touriste, el Club América, el Club Marte, el Cyclists Union Club, el Club Colón, el Velo Club Touriste, el Reforma Atletic Club, la Sociedad Anónima de Ciclistas, la Liga de Ciclistas, la Liga Ciclista de México y la Unión de Ciclistas Mexicanos, en la capital; el Club México, el Club Racycle, el Club Víctor, el Club Atlético, de Puebla; el Club Veloz, el Club Unión, el Club Mad y el Atlético de Jalisco, en Guadalajara; el Club Ciclista Águila en Mérida; y el Veloce Club y el Club Mitla de Oaxaca, por mencionar sólo algunos.

Equipo de ciclismo, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Equipo de ciclismo, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas durante una exhibición en un centro deportivo, México, ca. 1905.

Ciclistas durante una exhibición en un centro deportivo, México, ca. 1905.




Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclista y gente junto a una vía del tren,
                                 retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclista y gente junto a una vía del tren, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Para ser parte de algún club debían seguirse una serie de pasos, entre ellos: el pago de la cuota de inscripción y las mensualidades. Por lo general, los socios tenían uniforme, y los domingos y días festivos organizaban carreras o excursiones en bicicleta a distintas partes de la capital y pueblos aledaños. El pago de la inscripción era un requisito para participar como competidor y se acostumbraba hacer apuestas y romper récords.



Se organizaban las carreras en hipódromos y, posteriormente, en los velódromos, pistas especiales construidas por los mismos clubes, siendo los más conocidos el del Tívoli de San Cosme, realizado de forma circular en 1893; el del Hipódromo del Peñón, fundado el mismo año; el del Cyclist Union Club, llamado Velódromo de la Piedad, situado en la colonia Hidalgo; el del Campo de Marte, hecho en 1896, y el del Hipódromo de Indianilla, que había sido transformado en pista para bicicletas y espacios para otros deportes en 1899 y estaba a un lado de la Calzada de la Piedad. Las carreras organizadas en estos lugares tenían costo, por lo que los asistentes eran la crema y nata de la sociedad y a veces no había muchos espectadores.

Mujeres y niño observan una carrera en el
                         Hipódromo, México, ca. 1905.

Mujeres y niño observan una carrera en el
Hipódromo, México, ca. 1905.

Los clubes ciclistas

Los clubes, algunos exclusivos para ciclismo y otros donde se practicaban más deportes, identificados para los años de 1890 a 1910, tanto en la capital como en ciertos estados, eran: el Veloce Club, el Club Hércules, el Club Saturno, el Club Estrella, el Club Ciclopea para menores de 15 años, el Club Centenario, el Club Atlético, el Club Mercurio, el Club Alemán de Ciclistas, el Ciclyst Club, el Wels Club Touriste, el Club América, el Club Marte, el Cyclist Union Club, el Club Colón, el Velo Club Touriste, el Reforma Atletic Club, la Sociedad Anónima de Ciclistas, la Liga de Ciclistas, la Liga Ciclista de México y la Unión de Ciclistas Mexicanos, en la capital; el Club México, el Club Racycle, el Club Víctor, el Club Atlético, de Puebla; el Club Veloz, el Club Unión, el Club Mad y el Atlético de Jalisco, en Guadalajara; el Club Ciclista Águila en Mérida; y el Veloce Club y el Club Mitla de Oaxaca, por mencionar sólo algunos.

Equipo de ciclismo, retrato de grupo,
                             México, ca. 1905.

Equipo de ciclismo, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas durante una exhibición en un
                             centro deportivo, México, ca. 1905.

Ciclistas durante una exhibición en un centro deportivo, México, ca. 1905.

El Club Mitla de Oaxaca, El Mundo Ilustrado, 9 de octubre de 1898, p. 6.

El Club Mitla de Oaxaca,
El Mundo Ilustrado,
9 de octubre de 1898, p. 6.

Ciclistas durante una demostración en un
                             estadio, México, ca. 1907.

Ciclistas durante una demostración
en un estadio, México, ca. 1907.

Para ser parte de algún club debían seguirse una serie de pasos, entre ellos: el pago de la cuota de inscripción y las mensualidades. Por lo general, los socios tenían uniforme, y los domingos y días festivos organizaban carreras o excursiones en bicicleta a distintas partes de la capital y pueblos aledaños. El pago de la inscripción era un requisito para participar como competidor y se acostumbraba hacer apuestas y romper récords.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclista y gente junto a una vía del tren,
                             retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclista y gente junto a una vía del tren, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Se organizaban las carreras en hipódromos y, posteriormente, en los velódromos, pistas especiales construidas por los mismos clubes, siendo los más conocidos el del Tívoli de San Cosme, realizado de forma circular en 1893; el del Hipódromo del Peñón, fundado el mismo año; el del Cyclist Union Club, llamado Velódromo de la Piedad, situado en la colonia Hidalgo; el del Campo de Marte, hecho en 1896, y el del Hipódromo de Indianilla, que había sido transformado en pista para bicicletas y espacios para otros deportes en 1899 y estaba a un lado de la Calzada de la Piedad. Las carreras organizadas en estos lugares tenían costo, por lo que los asistentes eran la crema y nata de la sociedad y a veces no había muchos espectadores.

Mujeres y niño observan una carrera en el
                         Hipódromo, México, ca. 1905.

Mujeres y niño observan una carrera en el
Hipódromo, México, ca. 1905.




Excursiones, campeonatos y carreras

Ciclistas en la línea de salida, México, ca.
                                 1905.

Ciclistas en la línea de salida, México, ca. 1905.

Ciclistas en la línea de salida, retrato de
                                 grupo, México, ca. 1910.

Ciclistas en la línea de salida, retrato de grupo, México, ca. 1910.

A pesar de que algunas competencias eran en lugares cerrados y exclusivos, también se hicieron carreras en alamedas y sitios públicos que estaban al alcance de toda la población. Las excursiones solían ser a pueblos cercanos y asistían corredores de diversas partes. En ellas, además de disfrutar del paisaje, hacer paradas para tomar lunch o de tener un carácter turístico, también se rompían récords, y había jueces y reglas. Se dieron en celebraciones para conmemorar fiestas cívicas o religiosas.

Jueces vigilan a un atleta durante una
                                 competencia, México, ca. 1908.

Jueces vigilan a un atleta durante una competencia, México, ca. 1908.

Ciclistas en la línea de salida con sus
                                 entrenadores, México, ca. 1905.

Ciclistas en la línea de salida con sus entrenadores, México, ca. 1905.



A la par, había carreras de caballos, a pie, peleas de gallos, pugilato, juegos de azar, combate de flores, fuegos artificiales, tamaladas, proyecciones cinematográficas y otras actividades. No faltaban las bandas de música. Se adornaban las calles y los velódromos con flores, así como los templetes en donde se premiaba a los vencedores con medallas de oro, plata y bronce, dinero u objetos de arte, entregados por grupos de señoritas.

Ciclistas y entrenadores antes de la carrera, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.




Ciclistas al pie de la estatua ecuestre de Carlos IV, México, ca. 1910.

Ciclistas rodeados de gente, retrato de grupo, México, ca. 1910.

Había apuestas de las que, en ocasiones, los mismos corredores obtenían ganancias. Clubes, como el Alemán, del que era parte Hilario Meenen, organizaban numerosas carreras. Federico, Ignacio y Eduardo Trigueros, muy apegados al ciclismo, llegaron a recorrer en ocho horas y media 116 kilómetros de la capital a Pachuca; además se hicieron eventos entre semana. Podía pagarse la inscripción a ellas en agencias de fábricas, en los clubes o en negocios en general, como papelerías.




A veces se ponían sillas en los lugares donde se efectuarían y se cobraban algunos centavos más. Las carreras variaban en distancia. Los competidores daban de 12 a 40 vueltas en las pistas, y su número cambiaba, llegando a ser 10 o más. Tenían un juez a la salida y otro a la llegada y los organizadores acabaron por modificar las graderías y tribunas para que la gente estuviese más cómoda y creciera la afición. Se dividían en categorías para niños, jóvenes, señores, profesores en ciclismo, aficionados, mexicanos, extranjeros y después hasta en amateurs y profesionales.



Ciclistas en la línea de salida, retrato de grupo, México, ca. 1910.

Ciclistas son felicitados al llegar a la meta, México, ca, 1910.

Ciclistas durante una premiación, retrato de grupo. México, ca, 1910.

Ciclistas después de una premiación, retrato de grupo, México, ca, 1910.

Ciclista en compañía de reinas, retrato de grupo, México, ca, 1908.

Ciclistas y gente en una calle, retrato de grupo, México, ca, 1910.

Competencia de ciclismo
Mariano Tagle Calderón, ca. 1900, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie Fiestas y espectáculos.

El Combate de Flores
Mariano Tagle Calderón, Puebla,ca. 1900, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie desfiles/combate de flores.

En los alrededores de Puebla
Mariano Tagle Calderón, ca. 1908-11, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie Alrededores de Puebla.

De paseo en las afueras de Puebla
Mariano Tagle, ca. 1915-1925, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Serie 4 x 11

Ciclistas frente a chalet en el Paseo Nuevo.
Mariano Tagle, ca. 1900, Fototeca Antica, AC/ Colección Jorge Carretero Madrid.



Excursiones, campeonatos y carreras

Ciclistas en la línea de salida, México, ca.
                         1905.

Ciclistas en la línea de salida, México, ca. 1905.

Ciclistas en la línea de salida, retrato de
                         grupo, México, ca. 1910.

Ciclistas en la línea de salida, retrato de grupo, México, ca. 1910.

A pesar de que algunas competencias eran en lugares cerrados y exclusivos, también se hicieron carreras en alamedas y sitios públicos que estaban al alcance de toda la población. Las excursiones solían ser a pueblos cercanos y asistían corredores de diversas partes. En ellas, además de disfrutar del paisaje, hacer paradas para tomar lunch o de tener un carácter turístico, también se rompían récords, y había jueces y reglas. Se dieron en celebraciones para conmemorar fiestas cívicas o religiosas.

Jueces vigilan a un atleta durante una competencia, México, ca. 1908.

Jueces vigilan a un atleta durante una competencia, México, ca. 1908.

Ciclistas en la línea de salida con sus entrenadores, México, ca. 1905.

Ciclistas en la línea de salida con sus entrenadores, México, ca. 1905.

Ciclistas y entrenadores antes de la carrera, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas y entrenadores antes de la carrera, retrato de grupo, México, ca. 1905.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca.
                             1905.

Ciclistas, retrato de grupo, México, ca. 1905.

A la par, había carreras de caballos, a pie, peleas de gallos, pugilato, juegos de azar, combate de flores, fuegos artificiales, tamaladas, proyecciones cinematográficas y otras actividades. No faltaban las bandas de música. Se adornaban las calles y los velódromos con flores, así como los templetes en donde se premiaba a los vencedores con medallas de oro, plata y bronce, dinero u objetos de arte, entregados por grupos de señoritas.

Ciclistas al pie de la estatua ecuestre de
                 Carlos IV, México, ca. 1910.

Ciclistas al pie de la estatua ecuestre de Carlos IV, México, ca. 1910.

Ciclistas rodeados de gente, retrato de
                             grupo, México, ca. 1910.

Ciclistas rodeados de gente, retrato de grupo, México, ca. 1910.

Había apuestas de las que, en ocasiones, los mismos corredores obtenían ganancias. Clubes, como el Alemán, del que era parte Hilario Meenen, organizaban numerosas carreras. Federico, Ignacio y Eduardo Trigueros, muy apegados al ciclismo, llegaron a recorrer en ocho horas y media 116 kilómetros de la capital a Pachuca; además se hicieron eventos entre semana. Podía pagarse la inscripción a ellas en agencias de fábricas, en los clubes o en negocios en general, como papelerías.

A veces se ponían sillas en los lugares donde se efectuarían y se cobraban algunos centavos más. Las carreras variaban en distancia. Los competidores daban de 12 a 40 vueltas en las pistas, y su número cambiaba, llegando a ser 10 o más. Tenían un juez a la salida y otro a la llegada y los organizadores acabaron por modificar las graderías y tribunas para que la gente estuviese más cómoda y creciera la afición. Se dividían en categorías para niños, jóvenes, señores, profesores en ciclismo, aficionados, mexicanos, extranjeros y después hasta en amateurs y profesionales.

Ciclistas en la línea de salida, retrato de grupo, México, ca. 1910.

Ciclistas son felicitados al llegar a la meta, México, ca, 1910.

Ciclistas durante una premiación, retrato de grupo. México, ca, 1910.

Ciclistas después de una premiación, retrato de grupo, México, ca, 1910.

Ciclista en compañía de reinas, retrato de grupo, México, ca,1908.

Ciclistas y gente en una calle, retrato de grupo, México, ca, 1910.

Competencia de ciclismo
Mariano Tagle Calderón, ca. 1900, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie Fiestas y espectáculos.

El Combate de Flores
Mariano Tagle Calderón, Puebla,ca. 1900, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie desfiles/combate de flores.

En los alrededores de Puebla
Mariano Tagle Calderón, ca. 1908-11, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Subfondo Mariano Tagle Calderón, Serie Alrededores de Puebla.

De paseo en las afueras de Puebla
Mariano Tagle, ca. 1915-1925, Fototeca Antica, Fondo Vistas Estereoscópicas, Serie 4 x 11

Ciclistas frente a chalet en el Paseo Nuevo.
Mariano Tagle, ca. 1900, Fototeca Antica, AC/ Colección Jorge Carretero Madrid.



La Unión Ciclista Mexicana (U.C.M.)

En 1897 nació la Unión Ciclista Mexicana (U.C.M.), con Thomas R. Crump como presidente, el doctor Lowry como vicepresidente y Claud M. Butlin, como secretario y tesorero. Ellos, siguiendo como ejemplo el reglamento y leyes marcadas por la League of American Wheelmen (L.A.W.), reglamentaron en una constitución el funcionamiento de las carreras y fijaron las diferencias entre amateurs y profesionales. En esas diferencias predominaron los aspectos económicos antes que los deportivos, es decir, se tomaba más en cuenta el dinero obtenido en premios que las capacidades físicas de los ciclistas, como hoy en día.

Campeonato de la República-Velódromo
                             de Puebla, El Mundo Ilustrado, 4 de
                             noviembre de 1894, p. 2.

Campeonato de la República-Velódromo de Puebla,
El Mundo Ilustrado,
4 de noviembre de 1894, p. 2.

T. R. Crump, presidente de la U. C. M.,
                             The Mexican Sportsman, 19 de junio de
                             1897, p. 3.

T. R. Crump, presidente de la U.C.M.,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 3.




A. P. Ryan “National”, The Mexican
                  Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 1.

A. P. Ryan “National”,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 1.

En cuestión de meses se pasó de ser un país con sólo amateurs a uno con competidores de alto nivel, que veían al ciclismo como profesión e incluso ganaron en competencias mundiales, por ejemplo, el señor Ramón A. Vignole, empleado de una casa comercial mexicana, que venció al mejor corredor del mundo, Mr. Raicol. Por otro lado, fue posible establecer récords por el tiempo hecho a zonas como Puebla, Cuernavaca, San Luis Potosí y Guadalajara, destacando por sus participaciones los miembros del Club México, y don José Solís, quien hizo 36 horas y ocho minutos en una bicicleta marca Lion Peugeot al recorrer una distancia de 477.5 kilómetros de San Luis Potosí a Guadalajara.

“Bon” Rouzer-White Flyer, The Mexican
                                   Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 8.

“Bon” Rouzer-White Flyer,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 8.




La U.C.M. contó con nueve comités, siendo uno la junta de carreras, con un mínimo de cinco miembros y máximo de siete. Además, eligió a la revista The Mexican Sportsman como órgano oficial para publicar los anuncios y comunicados de la Unión, que también se enviaba a los miembros. Se fijó el 12 de septiembre de cada año para realizar la junta anual de la asamblea, en la que se trataban temas como los requisitos de admisión.

Loubens “Victor”, The Mexican
                             Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 2.

Loubens “Victor”,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 2.

Bouligny, Evans, Ryan, Tribune (Victor
                             Triplet Team), The Mexican Sportsman,
                             19 de junio de 1897, p. 10.

Bouligny, Evans, Ryan, Tribune (Victor Triplet Team),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 10.

W. W. Halton (Rambler), The Mexican
                             Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 5.

W. W. Halton (Rambler),
Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 5.

F. J. Mohler (Rambler), The Mexican
                             Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 5.

F. J. Mohler (Rambler),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 5.

Cualquier ciclista amateur de buenas costumbres podía ser miembro, siempre que fuera propuesto por dos socios o recomendado por tres personas respetables, además de pagar las respectivas cuotas. También se declaró que pertenecería a la Unión y gozaría de sus privilegios todo club ciclista de México que ordenara a sus miembros activos ser parte de ella, para lo cual anualmente debían manifestarlo al secretario de la Unión con un certificado y una lista de miembros. Los clubes debían renovar su inscripción y se rechazó a aquellos que tuvieran el mismo nombre o similar a otro solicitante.



La U.C.M. dejó claro que no era un club sino la unión de todos los ciclistas de México; que su objetivo era hacer lo que ningún club podía hacer solo, esto es, “reunir los intereses diseminados de los ciclistas de la República”. Para ello, la Unión organizó campeonatos que duraban varios días, con diversas categorías y premios a los mejores corredores del país. En 1899 preparó el nacional en el velódromo de la Piedad. La cuota de inscripción era de tres pesos por cada carrera; se hacían cinco y los primeros cinco lugares corrían la sexta. Los segundos lugares tenían opción de correrla o no. Debía haber un mínimo de cinco participantes en cada una. Se dividieron en las categorías de principiantes, mexicanos y extranjeros.

Fred Steinbuch, The Mexican Sportsman,
                             19 de junio de 1897, p. 4.

Fred Steinbuch,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 4.

John Coryell, The Mexican Sportsman, 19
                             de junio de 1897, p. 4.

John Coryell,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 4.



Loubens y Bouligny (Victor),
The Mexican Sportsman,
9 de junio de 1897, p. 7.

Ryan y Steinbuch (National),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 7.

Los responsables fueron los señores Hilario Meenen, A. B. Mohler, De Gress, Ramsen, Parker y Denler. Todos ellos, junto con el ingeniero Federico Trigueros, José Morán, René Sarre, Luis Brauer, Agustín y Luis del Pozo, Manuel Tovar, Carlos Sriber, Thomas R. Crump, Carlos Van den Wingaert, Rodolfo Vélez, Francisco Alarcón, Federico D. Grau, Enrique G. Martínez, Anselmo Grognard, Félix Requelme y José O. Pastor, entre otros más, eran personajes muy sonados en la comunidad ciclista, además de dueños de almacenes o casas comerciales de deportes, presidentes de clubes y de periódicos. Así, aunque el ciclismo no llegó a reunir a grandes masas, sí logró atraer cada vez a más espectadores y fomentar las figuras o héroes deportivos.



Luis Brauer,
The Mexican Sportsman,
12 de junio de 1897, p. 7.

Señor Franco Gamboa,
Cómico,
25 de agosto de 1901, p. 12.

Ciclistas se saludan después de una competencia, México, ca. 1910.

Ciclista del Club Centenario, retrato, México,ca. 1910.

Ciclistas junto a un árbol, retrato de grupo, Fondo, México,ca. 1910.

Hombres levantan a deportista en bicicleta, México,ca. 1905.

Miembros de un equipo ciclista, retrato de grupo, México,ca. 1910.

Ciclistas afuera de una casa, retrato de grupo, México,ca. 1910.



La Unión Ciclista Mexicana (U.C.M.)

En 1897 nació la Unión Ciclista Mexicana (U.C.M.), con Thomas R. Crump como presidente, el doctor Lowry como vicepresidente y Claud M. Butlin, como secretario y tesorero. Ellos, siguiendo como ejemplo el reglamento y leyes marcadas por la League of American Wheelmen (L.A.W.), reglamentaron en una constitución el funcionamiento de las carreras y fijaron las diferencias entre amateurs y profesionales. En esas diferencias predominaron los aspectos económicos antes que los deportivos, es decir, se tomaba más en cuenta el dinero obtenido en premios que las capacidades físicas de los ciclistas, como hoy en día.

Campeonato de la República-Velódromo
                         de Puebla, El Mundo Ilustrado, 4 de
                         noviembre de 1894, p. 2.

Campeonato de la República-Velódromo de Puebla,
El Mundo Ilustrado,
4 de noviembre de 1894, p. 2.

T. R. Crump, presidente de la U. C. M.,
                         The Mexican Sportsman, 19 de junio de
                         1897, p. 3.

T. R. Crump, presidente de la U.C.M.,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 3.

En cuestión de meses se pasó de ser un país con sólo amateurs a uno con competidores de alto nivel, que veían al ciclismo como profesión e incluso ganaron en competencias mundiales, por ejemplo, el señor Ramón A. Vignole, empleado de una casa comercial mexicana, que venció al mejor corredor del mundo, Mr. Raicol. Por otro lado, fue posible establecer récords por el tiempo hecho a zonas como Puebla, Cuernavaca, San Luis Potosí y Guadalajara, destacando por sus participaciones los miembros del Club México, y don José Solís, quien hizo 36 horas y ocho minutos en una bicicleta marca Lion Peugeot al recorrer una distancia de 477.5 kilómetros de San Luis Potosí a Guadalajara.

A. P. Ryan “National”, The Mexican
                              Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 1.

A. P. Ryan “National”,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 1.

“Bon” Rouzer-White Flyer, The Mexican
                               Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 8.

“Bon” Rouzer-White Flyer,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 8.

La U.C.M. contó con nueve comités, siendo uno la junta de carreras, con un mínimo de cinco miembros y máximo de siete. Además, eligió a la revista The Mexican Sportsman como órgano oficial para publicar los anuncios y comunicados de la Unión, que también se enviaba a los miembros. Se fijó el 12 de septiembre de cada año para realizar la junta anual de la asamblea, en la que se trataban temas como los requisitos de admisión.

Loubens “Victor”, The Mexican
                         Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 2.

Loubens “Victor”,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 2.

Bouligny, Evans, Ryan, Tribune (Victor
                         Triplet Team), The Mexican Sportsman,
                         19 de junio de 1897, p. 10.

Bouligny, Evans, Ryan, Tribune (Victor Triplet Team),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 10.

W. W. Halton (Rambler), The Mexican
                         Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 5.

W. W. Halton (Rambler),
Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 5.

F. J. Mohler (Rambler), The Mexican
                         Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 5.

F. J. Mohler (Rambler),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 5.

Cualquier ciclista amateur de buenas costumbres podía ser miembro, siempre que fuera propuesto por dos socios o recomendado por tres personas respetables, además de pagar las respectivas cuotas. También se declaró que pertenecería a la Unión y gozaría de sus privilegios todo club ciclista de México que ordenara a sus miembros activos ser parte de ella, para lo cual anualmente debían manifestarlo al secretario de la Unión con un certificado y una lista de miembros. Los clubes debían renovar su inscripción y se rechazó a aquellos que tuvieran el mismo nombre o similar a otro solicitante.




Fred Steinbuch, The Mexican Sportsman,
                     19 de junio de 1897, p. 4.

Fred Steinbuch,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 4.

John Coryell, The Mexican Sportsman, 19  de junio de 1897, p. 4.

John Coryell,
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 4.

La U.C.M. dejó claro que no era un club sino la unión de todos los ciclistas de México; que su objetivo era hacer lo que ningún club podía hacer solo, esto es, “reunir los intereses diseminados de los ciclistas de la República”. Para ello, la Unión organizó campeonatos que duraban varios días, con diversas categorías y premios a los mejores corredores del país. En 1899 preparó el nacional en el velódromo de la Piedad. La cuota de inscripción era de tres pesos por cada carrera; se hacían cinco y los primeros cinco lugares corrían la sexta. Los segundos lugares tenían opción de correrla o no. Debía haber un mínimo de cinco participantes en cada una. Se dividieron en las categorías de principiantes, mexicanos y extranjeros.

Loubens y Bouligny (Victor), The Mexican Sportsman, 9 de junio de 1897, p. 7.

Loubens y Bouligny (Victor),
The Mexican Sportsman,
9 de junio de 1897, p. 7.

Ryan y Steinbuch (National), The Mexican
                             Sportsman, 19 de junio de 1897, p. 7.

Ryan y Steinbuch (National),
The Mexican Sportsman,
19 de junio de 1897, p. 7.

Los responsables fueron los señores Hilario Meenen, A. B. Mohler, De Gress, Ramsen, Parker y Denler. Todos ellos, junto con el ingeniero Federico Trigueros, José Morán, René Sarre, Luis Brauer, Agustín y Luis del Pozo, Manuel Tovar, Carlos Sriber, Thomas R. Crump, Carlos Van den Wingaert, Rodolfo Vélez, Francisco Alarcón, Federico D. Grau, Enrique G. Martínez, Anselmo Grognard, Félix Requelme y José O. Pastor, entre otros más, eran personajes muy sonados en la comunidad ciclista, además de dueños de almacenes o casas comerciales de deportes, presidentes de clubes y de periódicos. Así, aunque el ciclismo no llegó a reunir a grandes masas, sí logró atraer cada vez a más espectadores y fomentar las figuras o héroes deportivos.

Luis Brauer,
The Mexican Sportsman,
12 de junio de 1897, p. 7.

Señor Franco Gamboa,
Cómico,
25 de agosto de 1901, p. 12.

Ciclistas se saludan después de una competencia, México, ca. 1910.

Ciclista del Club Centenario, retrato, México,ca. 1910.

Ciclistas junto a un árbol, retrato de grupo, Fondo, México,ca. 1910.

Hombres levantan a deportista en bicicleta, México,ca. 1905.

Miembros de un equipo ciclista, retrato de grupo, México,ca. 1910.

Ciclistas afuera de una casa, retrato de grupo, México,ca. 1910.