Al inicio, las bicicletas fueron utilizadas sólo por aquellos que tenían el dinero para comprarlas y el tiempo para usarlas. Estas personas salían a pasear por la ciudad y debían ser cuidadosas para no accidentarse, ya fuera porque chocaran o porque otros los agredieran. No faltaba el atropellado, el que caía en un hoyo, el apedreado o el asaltado, por lo que se tomaron medidas para evitar tanto accidente y hurto, como, por ejemplo, crear un reglamento para ciclistas, horarios para transitar por determinadas calles, el uso de placas, campanas y luces, así como el registro de las bicicletas, además de la prohibición de pedalear sobre las pocas banquetas existentes y castigos con cárcel y multas para los que atentaran contra un ciclista o viceversa.
Las bicicletas fueron usadas para ir de un lugar a otro, aunque principalmente para pasear. También llegó un momento en el que sirvieron a policías y carteros, aunque fue corto porque no resultaron tan útiles para sus labores. Con el paso de los años las bicicletas se popularizaron, su demanda aumentó y, como consecuencia, la variedad de marcas creció bajando sus precios, lo cual las hizo accesibles a más sectores sociales, hasta que llegó el automóvil y pasó de ser un artículo de novedad usado por la élite a ser un vehículo utilizado por el común de la población.
De esta manera, la bicicleta no sólo llegó a la capital del país, sino que también hizo acto de presencia en otros estados de la república como Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Donde más furor causó fue en Toluca, Guadalajara, San Luis Potosí y Puebla por las constantes excursiones realizadas desde la capital.
Al inicio, las bicicletas fueron utilizadas sólo por aquellos que tenían el dinero para comprarlas y el tiempo para usarlas. Estas personas salían a pasear por la ciudad y debían ser cuidadosas para no accidentarse, ya fuera porque chocaran o porque otros los agredieran. No faltaba el atropellado, el que caía en un hoyo, el apedreado o el asaltado, por lo que se tomaron medidas para evitar tanto accidente y hurto, como, por ejemplo, crear un reglamento para ciclistas, horarios para transitar por determinadas calles, el uso de placas, campanas y luces, así como el registro de las bicicletas, además de la prohibición de pedalear sobre las pocas banquetas existentes y castigos con cárcel y multas para los que atentaran contra un ciclista o viceversa.
Las bicicletas fueron usadas para ir de un lugar a otro, aunque principalmente para pasear. También llegó un momento en el que sirvieron a policías y carteros, aunque fue corto porque no resultaron tan útiles para sus labores. Con el paso de los años las bicicletas se popularizaron, su demanda aumentó y, como consecuencia, la variedad de marcas creció bajando sus precios, lo cual las hizo accesibles a más sectores sociales, hasta que llegó el automóvil y pasó de ser un artículo de novedad usado por la élite a ser un vehículo utilizado por el común de la población.
De esta manera, la bicicleta no sólo llegó a la capital del país, sino que también hizo acto de presencia en otros estados de la república como Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Donde más furor causó fue en Toluca, Guadalajara, San Luis Potosí y Puebla por las constantes excursiones realizadas desde la capital.
La prensa desempeñó un papel muy importante en la adopción de la bicicleta, pero también en su rechazo, ya que, a través de la publicación de noticias nacionales e internacionales, se transmitieron ideas que propiciaron variadas conductas respecto a ella, ya fuera motivando su uso o reprobando por completo que las adquirieran. La influencia de los periódicos no se vio únicamente en sus notas, sino también en la publicidad, porque comenzaron a incluir anuncios promocionando los lugares en donde vendían el vehículo, los talleres, las marcas y productos relacionados como asientos, herramientas, llantas, frenos, aceites, cadenas y ropa especial para el ciclista.
Los anuncios solían presentarse con la imagen de la bicicleta, de una persona, en su mayoría mujeres, con el nombre de la marca en letras grandes, alguna leyenda, los precios y la dirección de los locales.
Para inicios del siglo xx, las marcas que podían adquirirse en el país eran ya más de 40, destacando entre todas ellas la Víctor. Parte de su estrategia para atraer clientes fue utilizar en sus anuncios referencias al amor, la mujer, la belleza, el poder y el romance.
La prensa desempeñó un papel muy importante en la adopción de la bicicleta, pero también en su rechazo, ya que, a través de la publicación de noticias nacionales e internacionales, se transmitieron ideas que propiciaron variadas conductas respecto a ella, ya fuera motivando su uso o reprobando por completo que las adquirieran. La influencia de los periódicos no se vio únicamente en sus notas, sino también en la publicidad, porque comenzaron a incluir anuncios promocionando los lugares en donde vendían el vehículo, los talleres, las marcas y productos relacionados como asientos, herramientas, llantas, frenos, aceites, cadenas y ropa especial para el ciclista.
Los anuncios solían presentarse con la imagen de la bicicleta, de una persona, en su mayoría mujeres, con el nombre de la marca en letras grandes, alguna leyenda, los precios y la dirección de los locales.
Para inicios del siglo xx, las marcas que podían adquirirse en el país eran ya más de 40, destacando entre todas ellas la Víctor. Parte de su estrategia para atraer clientes fue utilizar en sus anuncios referencias al amor, la mujer, la belleza, el poder y el romance.
El mundo de las artes y el entretenimiento también adoptó al vehículo. Poetas, escritores, escultores, pintores, actrices, actores, expertos del grabado y músicos se valieron de ella como musa inspiradora de algunas de sus creaciones y puestas en escena, incluso hasta fue elaborada una polka en su honor; mientras que las y los acróbatas, equilibristas y circenses la emplearon para realizar espectáculos en el Parque Luna, corridas de toros, teatros y circos.
Además, tuvo presencia en los carnavales, combates y desfiles, que incluían la actividad de adornar la bicicleta con flores, simulando diversos objetos, como embarcaciones, caballos, abejas, mariposas y todo aquello que naciera de la imaginación del participante de cualquier edad, pues a los más originales se les premiaba al final del evento.
Calavera “Las bicicletas”, escrita por Antonio Vanegas Arroyo e ilustrada por José Guadalupe Posada, finales del siglo xix.
Hombre ciclista partido en dos por un
eléctrico,
de José Guadalupe Posada,
grabado en madera, Colección Blaisten,
Fondos Francisco Díaz de León.
El mundo de las artes y el entretenimiento también adoptó al vehículo. Poetas, escritores, escultores, pintores, actrices, actores, expertos del grabado y músicos se valieron de ella como musa inspiradora de algunas de sus creaciones y puestas en escena, incluso hasta fue elaborada una polka en su honor; mientras que las y los acróbatas, equilibristas y circenses la emplearon para realizar espectáculos en el Parque Luna, corridas de toros, teatros y circos.
Además, tuvo presencia en los carnavales, combates y desfiles, que incluían la actividad de adornar la bicicleta con flores, simulando diversos objetos, como embarcaciones, caballos, abejas, mariposas y todo aquello que naciera de la imaginación del participante de cualquier edad, pues a los más originales se les premiaba al final del evento.
Calavera “Las bicicletas”, escrita por Antonio Vanegas Arroyo e ilustrada por José Guadalupe Posada, finales del siglo xix.
Hombre ciclista partido en dos por un
eléctrico,
de José Guadalupe Posada,
grabado en madera, Colección Blaisten,
Fondos Francisco Díaz de León.
Alrededor del mundo surgieron inventos relacionados con la bicicleta. Hubo bicicletas modificadas para transportar a más de una persona; plegables, para llevarlas a cualquier parte; anfibias, para intentar surcar las aguas; voladoras, para conquistar los cielos; bicicamillas y bicimangueras, para auxiliar en caso de accidentes e incendios; de diversos materiales y tamaños para ser más veloces; para exhibiciones y hasta para plasmar anuncios en las calles de las ciudades.
También se desarrollaron asientos especiales, productos exclusivos, anteojos retrovisores y frenos, por mencionar sólo algunas innovaciones. No todo llegó a nuestro país; de algunos sólo se sabía por las noticias, lo cual inspiró a inventores mexicanos a realizar sus propias creaciones. Por ejemplo: Mariano Botello con la guía para bicicletas; Rafael Sierra y Domínguez con la bicicleta relámpago; Hilario Meenen con la bicicleta Catedral o The Eiffel Towel, de 3.5 metros de alto; el Veloz-ciclo, que tenía un toldo como protección para la lluvia y el sol; la bicicleta náutica de José C. Castelló; una bicicleta que se elevaba a cinco metros del suelo en 48 segundos; una especie de aeroplano creado por Antonio Cortucho y Antonio Zea; y el primer automóvil con ruedas de bicicleta hecho por los señores Mohler y De Gress.
Alrededor del mundo surgieron inventos relacionados con la bicicleta. Hubo bicicletas modificadas para transportar a más de una persona; plegables, para llevarlas a cualquier parte; anfibias, para intentar surcar las aguas; voladoras, para conquistar los cielos; bicicamillas y bicimangueras, para auxiliar en caso de accidentes e incendios; de diversos materiales y tamaños para ser más veloces; para exhibiciones y hasta para plasmar anuncios en las calles de las ciudades.
También se desarrollaron asientos especiales, productos exclusivos, anteojos retrovisores y frenos, por mencionar sólo algunas innovaciones. No todo llegó a nuestro país; de algunos sólo se sabía por las noticias, lo cual inspiró a inventores mexicanos a realizar sus propias creaciones. Por ejemplo: Mariano Botello con la guía para bicicletas; Rafael Sierra y Domínguez con la bicicleta relámpago; Hilario Meenen con la bicicleta Catedral o The Eiffel Towel, de 3.5 metros de alto; el Veloz-ciclo, que tenía un toldo como protección para la lluvia y el sol; la bicicleta náutica de José C. Castelló; una bicicleta que se elevaba a cinco metros del suelo en 48 segundos; una especie de aeroplano creado por Antonio Cortucho y Antonio Zea; y el primer automóvil con ruedas de bicicleta hecho por los señores Mohler y De Gress.