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Cañas de azúcar

Cañas de azúcar

 
 

Institución: Mexicana / Museo de Arte Moderno

Si algo distingue a la gastronomía mexicana es su variedad de dulces, mismos que son consumidos por chicos y grandes en todos los rincones del país. Sería imposible pensar un Día de Muertos sin las clásicas calaveritas, o romper una tradicional piñata sin que salieran de ella los más diversos y coloridos caramelos. El azúcar ha formado parte de nuestra alimentación desde el siglo xvi, cuando esta gramínea llegó con los conquistadores españoles, quienes establecieron el primer trapiche en lo que hoy conocemos como Veracruz. Pronto se convirtió en un elemento que en la actualidad es fundamental en la cultura nacional y es probable que por ello la artista italiana, Tina Modotti, decidiera plasmar esta planta en una de sus fotografías más reconocidas y que hoy presentamos aquí como objeto destacado.

 

Tina Modotti llegó a México en 1923 y para 1926, el año de la realización de esta imagen, ella se encontraba completamente adaptada y arropada por la élite intelectual y artística nacional. Había logrado trabajar de manera autónoma y colaboraba con la revista Mexican Folkways editada por Frances Toor. El interés por la cultura y el renacer de la sociedad mexicana tras la Revolución, que atrajo a muchos extranjeros a visitar nuestro país durante los años veinte, tocó de cerca a la artista que, en lugar de adoptar los cánones de la fotografía de entonces, decidió retratar las cosas simples y cotidianas que divisaba en su entorno. De esta manera, no le fue difícil toparse en alguno de sus viajes por el interior de la república, o en un mercado capitalino, con este conjunto de cañas de azúcar y capturarlas logrando integrar una composición armónica en cuanto a forma, textura y colorido.

 

La imagen, originalmente en blanco y negro, elaborada con la técnica de plata sobre gelatina, deja ver las luces y sombras, los reflejos y el brillo que cada una de las varas de caña tienen por sí mismas. Juntas, forman un montaje gráfico cuya abstracción nos transporta al campo mexicano, a las regiones cálidas y a la labor en el trapiche. Durante esta época, Tina también fotografió rosas, alcatraces y lirios, escogió los sujetos más sencillos y con ellos creó algo extraordinario. Ella vio lo que otros no veían, aquel México que para muchos pasaba inadvertido, retrató a los artesanos y el arte popular, a albañiles, niños, petates y jícaras y así dejó testimonio de que la belleza se encuentra en los pequeños detalles.
 

 

Material de apoyo

Rodríguez y Méndez de Lozada, María de las Nieves, “Fotografías inéditas de Tina Modotti”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, iie-unam, vol. 30, núm. 93, 2008. p. 213-224.

__________, “Imágenes colaterales: La influencia de la vanguardia soviética en la obra de Tina Modotti” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, iie-unam, vol. 37, núm. 106, 2015, pp. 149-177.

 

Institución: Mexicana / Museo de Arte Moderno

Si algo distingue a la gastronomía mexicana es su variedad de dulces, mismos que son consumidos por chicos y grandes en todos los rincones del país. Sería imposible pensar un Día de Muertos sin las clásicas calaveritas, o romper una tradicional piñata sin que salieran de ella los más diversos y coloridos caramelos. El azúcar ha formado parte de nuestra alimentación desde el siglo xvi, cuando esta gramínea llegó con los conquistadores españoles, quienes establecieron el primer trapiche en lo que hoy conocemos como Veracruz. Pronto se convirtió en un elemento que en la actualidad es fundamental en la cultura nacional y es probable que por ello la artista italiana, Tina Modotti, decidiera plasmar esta planta en una de sus fotografías más reconocidas y que hoy presentamos aquí como objeto destacado.

Tina Modotti llegó a México en 1923 y para 1926, el año de la realización de esta imagen, ella se encontraba completamente adaptada y arropada por la élite intelectual y artística nacional. Había logrado trabajar de manera autónoma y colaboraba con la revista Mexican Folkways editada por Frances Toor. El interés por la cultura y el renacer de la sociedad mexicana tras la Revolución, que atrajo a muchos extranjeros a visitar nuestro país durante los años veinte, tocó de cerca a la artista que, en lugar de adoptar los cánones de la fotografía de entonces, decidió retratar las cosas simples y cotidianas que divisaba en su entorno. De esta manera, no le fue difícil toparse en alguno de sus viajes por el interior de la república, o en un mercado capitalino, con este conjunto de cañas de azúcar y capturarlas logrando integrar una composición armónica en cuanto a forma, textura y colorido.

La imagen, originalmente en blanco y negro, elaborada con la técnica de plata sobre gelatina, deja ver las luces y sombras, los reflejos y el brillo que cada una de las varas de caña tienen por sí mismas. Juntas, forman un montaje gráfico cuya abstracción nos transporta al campo mexicano, a las regiones cálidas y a la labor en el trapiche. Durante esta época, Tina también fotografió rosas, alcatraces y lirios, escogió los sujetos más sencillos y con ellos creó algo extraordinario. Ella vio lo que otros no veían, aquel México que para muchos pasaba inadvertido, retrató a los artesanos y el arte popular, a albañiles, niños, petates y jícaras y así dejó testimonio de que la belleza se encuentra en los pequeños detalles.
 

Material de apoyo

Rodríguez y Méndez de Lozada, María de las Nieves, “Fotografías inéditas de Tina Modotti”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, iie-unam, vol. 30, núm. 93, 2008. p. 213-224.

__________, “Imágenes colaterales: La influencia de la vanguardia soviética en la obra de Tina Modotti” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, iie-unam, vol. 37, núm. 106, 2015, pp. 149-177.

 
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