Playball


PLAY BALL



El beisbol fue el deporte que más gustó a los mexicanos durante el Porfiriato. En esos años se formó una gran cantidad de clubes. Algunos contaron con segunda y tercera novena; se organizaron ligas locales, regionales, de mayores, menores, estudiantiles y al menos una de segunda y tercera fuerza.

México, Ciudad de México El Mundo. Semanario Ilustrado, 21 julio 1895, p 14.

México, Ciudad de México.
El Mundo. Semanario Ilustrado,
21 de julio de 1895, p. 14.

El gusto por este deporte fue compartido por todas las clases sociales. Hubo novenas integradas por miembros de la élite política y económica, de obreros, artesanos y empleados de servicios, de estudiantes de distintos niveles y credos, y mixtas; los hubo también de estadunidenses, cubanos, mexicanos y combinados. Fueron décadas que presenciaron la expansión del beisbol por todo el territorio nacional y sentaron las bases del largo idilio que ha mantenido el Rey de los Deportes, como desde entonces ha sido adjetivado, con buena parte de la población mexicana.

Estados donde se practicó el beisbol durante el Porfiriato

El beisbol se comenzó a practicar gracias a la presencia de estadunidenses que trabajaron en México como empleados de las empresas de industrias y de servicios que arribaron durante el Porfiriato.

Otra presencia determinante fue la de los beisbolistas cubanos, quienes tuvieron influencia en las costas del Golfo de México, en especial en Veracruz y Yucatán. Eran peloteros que, dada su cercanía con el sur de los Estados Unidos, lo habían incorporado hacía tiempo a sus costumbres. Su presencia fue cualitativamente relevante para el desarrollo del beisbol a nivel nacional ya que, con los jugadores, arribaron empresarios deportivos.
Gracias a la iniciativa de algunos de esos primeros peloteros inició la institucionalización de este deporte. Los equipos celebraron reuniones en las que nombraron junta directiva, redactaron estatutos, recolectaron inscripciones, establecieron cuotas anuales, divulgaron el reglamento de juego y formaron comités encargados de asuntos particulares como finanzas, suscripciones o uniformes.

El Imparcial, 8 septiembre 1903, p.2.

El Imparcial,
8 de septiembre de 1903, p. 2.

Esta comunidad deportiva en ciernes comenzó a organizar asociaciones o ligas que se encargaron de administrar el beisbol en sus espacios de influencia. Los promotores de este deporte procuraron afiliar equipos con similar nivel de competencia, adquirieron insumos, consiguieron locales adecuados para entrenar y celebrar los partidos, formaron calendarios de competencia, dotaron de ampayers, dirimieron conflictos, fijaron precios de las entradas y su reparto entre la liga y las novenas involucradas; aprobaron o prohibieron la profesionalización del beisbol y gestionaron ante las autoridades la presencia de gendarmes para que cuidaran el orden en los partidos y hasta la exención de impuestos que por concepto de diversiones públicas se debían pagar.

Todas las ligas tuvieron la intención de hacerse permanentes, elevar la calidad del beisbol y encontrar fórmulas que permitieran hacerlo un negocio rentable. Equipos y asociaciones muy pronto establecieron contacto con los de otras ciudades, incluso extranjeras, estadunidenses y cubanas, para celebrar partidos amistosos, de exhibición y de competencia.

The Mexican Herald, 3 febrero 1905, p. 5

The Mexican Herald,
3 de febrero de 1905, p. 5.




Hubo tres zonas en las que se estableció un rico, intenso y continuo sistema de competencia: Golfo de México, Norte y Ciudad de México. Destaca la del Golfo porque las asociaciones que lo administraron crearon un circuito trinacional en el que participaron novenas de Texas y Florida, en los Estados Unidos, y de La Habana, Cuba, con los de Veracruz y Yucatán y muy probablemente con otras tamaulipecas, tabasqueñas y campechanas.

México, Ciudad de México
                     El Mundo. Semanario Ilustrado, 21 julio 1895, p 14.

México, Ciudad de México.
El Mundo. Semanario Ilustrado,
21 de julio de 1895, p. 14.

En estos estados las ligas y clubes contaron mayoritariamente con mexicanos y cubanos a diferencia de lo que sucedió en el centro y norte donde las novenas más importantes tuvieron entre sus filas a muchos jugadores estadunidenses y fueron administrados también por individuos de esa nacionalidad. La Ciudad de México, aunque distante, formó parte de ese circuito.