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Balneario “El Riego”

Balneario “El Riego”

 
 

Institución: Instituto de Investigaciones Históricas

La región de Tehuacán, ubicada en el actual estado de Puebla, es reconocida por ser la cuna de productos que desde tiempos ancestrales han alimentado a la población mexicana, como es el caso del maíz o el aguacate. Su fertilidad se debe a que este valle es pobre en aguas superficiales debido a la permeabilidad del suelo, pero las lluvias se absorben rápidamente y pasan a formar parte de las corrientes subterráneas, las cuales recogen los minerales que encuentran a su paso enriqueciendo la tierra. Algunas de éstas hallan salida a través de diversos manantiales que afloran en distintos puntos del lugar. Uno de ellos, el conocido como manantial Coyoatl, era tan abundante que con el tiempo se remplazó su nombre por El Riego. Ya en la época prehispánica se consideraba que tenían propiedades curativas, sobre todo para tratar problemas hepáticos y renales

 

Esta información fue recogida por los españoles durante la época virreinal, de tal modo que la zona comenzó a destacarse por sus aguas, las cuales eran consideradas por los frailes franciscanos como milagrosas. Aunque en un principio se denominaba Xochitlan Alpanteutlati, su nombre cambiaría para ser conocida como la Hacienda San José del Riego, uno de los primeros spas de México. La fotografía que presentamos como objeto destacado es del año 1900 y corresponde precisamente a la entrada de este sitio, uno de los lugares más relevantes y con mayor tradición de todo Tehuacán. Con el tiempo, la hacienda cambiaría de dueños, pero la fama de sus aguas medicinales continuaría atrayendo a gran cantidad de personas. A principios del siglo xx se fundaría también una empresa embotelladora para distribuir a mayor escala el agua proveniente de este manantial.

 

La hacienda se transformó en el famoso hotel, balneario y sanatorio El Riego, que tuvo su época más fructífera durante las primeras décadas del siglo xx, aunque su transformación como sitio de hospedaje comenzó desde finales del xix. Para la época de la fotografía, contaba con una superficie de 20 mil metros cuadrados, con paradisíacos espacios verdes; ofrecía 80 habitaciones, servicios de baños ruso, turco y grandes albercas. En su restaurante se servía cocina francesa, española, americana y mexicana. Tenía también boliche, billar, salón de baile, cinematógrafo, canchas de tenis y bicicletas para dar paseos por los bosques de la zona. Se permitía la cacería y los domingos se organizaban paseos y competencias deportivas que atraían a gran cantidad de personas. Pronto, este modelo de establecimiento comenzaría a replicarse en distintos sitios de nuestro país.

 

Material de apoyo:

Martínez Figueroa, Paulina, “Hoteles de la Ciudad de México. Empresa y sociedad en un espacio moderno (1936-1968)”, tesis de doctorado en historia, México, El Colegio de México, 2015.

Mont Marquet, Enrique, El Riego. Un lugar para recordar, Tehuacán, Dit, 2007.

Pastoriza, Elisa, “Nuevos objetos de la historia: los estudios turísticos en una perspectiva comparada”, en Anuario IEHS, núm. 27, 2012, pp. 323-330.

 

Institución: Instituto de Investigaciones Históricas

La región de Tehuacán, ubicada en el actual estado de Puebla, es reconocida por ser la cuna de productos que desde tiempos ancestrales han alimentado a la población mexicana, como es el caso del maíz o el aguacate. Su fertilidad se debe a que este valle es pobre en aguas superficiales debido a la permeabilidad del suelo, pero las lluvias se absorben rápidamente y pasan a formar parte de las corrientes subterráneas, las cuales recogen los minerales que encuentran a su paso enriqueciendo la tierra. Algunas de éstas hallan salida a través de diversos manantiales que afloran en distintos puntos del lugar. Uno de ellos, el conocido como manantial Coyoatl, era tan abundante que con el tiempo se remplazó su nombre por El Riego. Ya en la época prehispánica se consideraba que tenían propiedades curativas, sobre todo para tratar problemas hepáticos y renales

Esta información fue recogida por los españoles durante la época virreinal, de tal modo que la zona comenzó a destacarse por sus aguas, las cuales eran consideradas por los frailes franciscanos como milagrosas. Aunque en un principio se denominaba Xochitlan Alpanteutlati, su nombre cambiaría para ser conocida como la Hacienda San José del Riego, uno de los primeros spas de México. La fotografía que presentamos como objeto destacado es del año 1900 y corresponde precisamente a la entrada de este sitio, uno de los lugares más relevantes y con mayor tradición de todo Tehuacán. Con el tiempo, la hacienda cambiaría de dueños, pero la fama de sus aguas medicinales continuaría atrayendo a gran cantidad de personas. A principios del siglo xx se fundaría también una empresa embotelladora para distribuir a mayor escala el agua proveniente de este manantial.

La hacienda se transformó en el famoso hotel, balneario y sanatorio El Riego, que tuvo su época más fructífera durante las primeras décadas del siglo xx, aunque su transformación como sitio de hospedaje comenzó desde finales del xix. Para la época de la fotografía, contaba con una superficie de 20 mil metros cuadrados, con paradisíacos espacios verdes; ofrecía 80 habitaciones, servicios de baños ruso, turco y grandes albercas. En su restaurante se servía cocina francesa, española, americana y mexicana. Tenía también boliche, billar, salón de baile, cinematógrafo, canchas de tenis y bicicletas para dar paseos por los bosques de la zona. Se permitía la cacería y los domingos se organizaban paseos y competencias deportivas que atraían a gran cantidad de personas. Pronto, este modelo de establecimiento comenzaría a replicarse en distintos sitios de nuestro país.

Material de apoyo:

Martínez Figueroa, Paulina, “Hoteles de la Ciudad de México. Empresa y sociedad en un espacio moderno (1936-1968)”, tesis de doctorado en historia, México, El Colegio de México, 2015.

Mont Marquet, Enrique, El Riego. Un lugar para recordar, Tehuacán, Dit, 2007.

Pastoriza, Elisa, “Nuevos objetos de la historia: los estudios turísticos en una perspectiva comparada”, en Anuario IEHS, núm. 27, 2012, pp. 323-330.

 
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