Sinopsis:

Documental construido con imágenes fílmicas conservadas por la Filmoteca de la unam, las cuales muestran un México ya lejano, que vive una segunda fase del proceso revolucionario, que va de 1917 a 1929. Pleno de representaciones de la cotidianidad de la ciudad y del campo, sigue un hilo conductor a través de los subtítulos: recorremos las acciones del presidente Carranza, la trampa que le tiende a Emiliano Zapata con la que acaba con su vida, vemos su cuerpo inerte y su modesto funeral. También observamos cómo surge la figura imponente de Álvaro Obregón, quien es filmado ya sin su mano, el enfrentamiento entre él y su antiguo aliado, a quien sus seguidores emboscan y dan muerte, las turbas se forman en el entierro de Carranza y cuando asume la presidencia Obregón; tres años más tarde es liquidado el Centauro del Norte, que sucumbe en Parral, Chihuahua. La narración nos lleva de muerte en muerte de los dirigentes revolucionarios: el último en ser asesinado es Obregón, en pleno festejo por volver a sentarse en la silla presidencial. El cierre simbólico de los caudillos se personifica en el general Plutarco Elías Calles, quien se aferra al poder, mismo que sabe conservar desde un segundo plano dando inicio al periodo conocido como el Maximato, que cierra el filme.

José Ramón Mikelajáuregui (1968-)

Director de cine egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica. Debutó con el documental Para subir al cielo (1985), y dos años más tarde realizó el filme Sin motivo aparente (1987), premiado con el Ariel como mejor mediometraje de ficción. También su trabajo de cortometraje ha sido reconocido: Planeta Siqueiros (1995) obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de La Habana. Recibió un segundo Ariel por el largometraje documental La historia en la mirada (2010) realizado con material de archivo de los hermanos Alva. En 2018 hizo una segunda parte titulada El poder en la mirada.

El tío Ramón Alva Romano y los hermanos Salvador, Guillermo, Carlos y Eduardo Alva

Los llamados “hermanos Alva” en realidad fueron un tío y sus cuatro sobrinos, Salvador, Guillermo, Carlos y Eduardo, todos originarios de Morelia, Michoacán; se desconocen los datos precisos de su nacimiento y muerte. El tío Ramón Alva Romano fue un personaje interesado en la mecánica, y en los últimos años del siglo xix se afincó en la Ciudad de México ejerciendo el oficio de relojero para después montar un establecimiento de composturas para aparatos de precisión. Debido a su fama de “bien hecho” es contratado en el Observatorio de Tacubaya para la reparación de sus máquinas. A la llegada del cinematógrafo a México (1896) entra en contacto con uno de los pioneros del cine, Enrique Rosas, y colabora con él como proyeccionista itinerante. Más tarde logra construir dos salas de exhibición y se asocia con los distribuidores de películas francesas P. Aveline y A. Delalande, asociado a su vez con la famosa casa productora Pathé Frères, e invita a sus sobrinos a que dejen Morelia (y su negocio de bicicletas) para ayudarle a manejar el proyecto del cine. Para 1910 la empresa triunfa y ya contaban con más de seis mil películas y 200 vistas de arte, a la vez que recibían de la casa Pathé sus novedades cada semana convirtiéndose así en representantes nacionales de sus filmes. Junto con sus sobrinos deviene testigo de momentos clave del final del Porfiriato y de los inicios de la Revolución hasta 1914, último año en que filmaron; no obstante, siguieron regenteando varias salas de cine tanto en la Ciudad de México como en Morelia por varios años más.

Dato curioso:

La realización de este documental se demoró tres años. El guión fue escrito por el historiador Álvaro Matute, quien falleció un año antes de que éste saliera a la luz.