El compadre Mendoza
Cine de la Revolución
El compadre Mendoza
Dirección: Fernando de Fuentes
México, 1933
Producción: Interamericana Films, Producciones Águila
Productores: Rafael Ángel Frías, José Castellot, Antonio Prida Santacilia
Argumento: Mauricio Magdaleno y Juan Bustillo Oro
Adaptación cinematográfica: Juan Bustillo Oro y Fernando de Fuentes
Fotografía: Ross Fisher, asistente Alex Phillips
Foto fija: Agustín Jiménez
Edición: Fernando de Fuentes
Escenografía: Beleho
Intérpretes: Alfredo del Diestro (Rosalío Mendoza), Carmen Guerrero (Dolores García), Antonio R. Frausto (general Felipe Nieto), Luis G. Barreiro (Atenógenes), Joaquín Busquets (coronel Bernáldez), Emma Roldán (María la “Muda”), José del Río (Felipe Mendoza), Abraham Galán (coronel Martínez), José Eduardo Pérez (hermano menor de los Mendoza), Alfonso Sánchez Tello (el “Gordo”), José Ignacio Rocha (Jerónimo, criado)
Extras: Miguel M. Delgado, Carlos López “Chaflán”, César Rendón, Ricardo Carti, Max Langler, Chel López
Música: Manuel Castro Padilla
Duración: 81 min.
Lugar y fecha de rodaje: Ciudad de México, Hacienda El Rosario, Azcapotzalco, y Estudios de la Compañía Nacional Productora de Películas, a partir del 17 de diciembre de 1933
Lugar y fecha de estreno: Ciudad de México, Cine Palacio, el 5 de abril de 1934
Custodio: Dirección General de Actividades Cinematográficas / Filmoteca de la unam
Sinopsis:
Rosalío Mendoza es un hombre adinerado, sin principios, que en tiempos de la Revolución finge simpatizar con los bandos contrarios, específicamente con aquellos en pugna tras el asesinato de Francisco I. Madero, es decir, entre 1913 y 1919, aproximadamente. Es un oportunista que cuelga una pintura ya sea de Huerta, de Zapata o de Venustiano Carranza según sean las visitas que se acercan a su hacienda, pero llega el momento en que no puede ocultar más su cinismo y debe decantarse por un bando y necesariamente traicionar al otro. Su esposa Dolores no esconde sus simpatías por el general Felipe Nieto, zapatista que llega a ser compadre de la pareja, tanto así que su ahijado lleva su nombre. Los hechos se suceden ante los ojos de María, la sirvienta muda, que es testigo silenciosa del actuar de don Rosalío, quien hará lo que sea para defender lo único que le importa mantener: su elevada calidad de vida en tiempos revueltos.
Fernando de Fuentes Carrau
(Puerto de Veracruz, 13 de diciembre de 1894-México D. F., 4 de julio de 1958)
Su padre, un gerente bancario, se establece en Monterrey, motivo por el cual Fernando, que se interesa por disciplinas opuestas como la ingeniería y la filosofía, puede ir a estudiar a los Estado Unidos. Colabora con el gobierno de Venustiano Carranza y trabaja en la embajada de México en Washington. Su incursión en el cine fue en el ámbito de la exhibición en el Circuito Máximo y como administrador del Olimpia. Pronto se interesó por el universo cinematográfico, donde además de destacar como un gran director, fue productor, editor y guionista. Para 1931 fue segundo asistente de una película emblemática nacional, considerada la primera cinta sonora mexicana: Santa (1931) de Antonio Moreno; al año siguiente debutó como realizador en El anónimo (1932). Entonces emprende una brillante carrera de dirección que se consolida con la llamada trilogía de la Revolución mexicana formada por El prisionero trece (1933), El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935). Para 1936 triunfa en México y más allá de sus fronteras con Allá en el Rancho Grande, filme que marca el inicio de la industria en nuestro país, convirtiéndose en el realizador más importante del momento, hecho que le permite fundar su propia productora en la que desarrollará el resto de su carrera fílmica, que se extendió hasta la década de los cincuenta.
Filmografía de Fernando de Fuentes:
1932
El anónimo (con Gloria Iturbe y Carlos Orellana)
1933
El prisionero trece (con Alfredo del Diestro, Emma Roldán, Luis G. Barreto y Adela
Sequeyro)
La calandria (con Carmen Guerrero y Paco Berrondo)
El tigre de Yautepec (con Pepe Ortiz y Lupita Gallardo)
1934
El compadre Mendoza (con Alfredo del Diestro, Antonio R. Frausto y Carmen Guerrero)
El fantasma del convento (con Enrique del Campo y Marta Roel)
Cruz del diablo (con Ramón Pereda y Lupita Gallardo)
1935
¡Vámonos con Pancho Villa! (con Antonio R. Frausto y Domingo Soler)
La familia Dressel (con Consuelo Frank y Jorge Vélez)
1936
Las mujeres mandan (con Alfredo del Diestro, Marina Tamayo y Sara García)
Allá en el Rancho Grande (con Tito Guízar y Esther Fernández)
1937
Bajo el cielo de México (con Rafael Falcón y Vilma Vidal)
1938
La Zandunga (con Lupe Vélez, legendaria actriz que brilló en Hollywood)
La casa del ogro (con Fernando Soler, Alfredo del Diestro, Arturo de Córdova y Emma Roldán)
1939
Papacito lindo (con Fernando Soler y Sara García)
1940
Allá en el trópico (con Tito Guízar y Esther Fernández)
El Jefe Máximo (con Pedro Armendáriz y Joaquín Pardavé)
Creo en Dios (con Cecilia Becerra y Dolores Camarillo)
1941
La gallina clueca (con Sara García y Ernesto Alonso)
1942
¡Así se quiere en Jalisco! (con Jorge Negrete, María Elena Marqués y Carlos López
Moctezuma)
1943
Doña Bárbara (con María Félix, Julián Soler y María Elena Marqués)
1944
La mujer sin alma (con María Félix y Fernando Soler)
El rey se divierte (con Ángel Di Stefani y Manuel Dondé)
1945
Hasta que perdió Jalisco (con Jorge Negrete y Gloria Marín)
La selva de fuego (con Dolores del Río y Arturo de Córdova)
1946
La devoradora (con María Félix y Luis Aldás)
1948
Allá en el Rancho Grande (segunda versión, con Jorge Negrete)
Jalisco canta en Sevilla (con Jorge Negrete y Carmen Sevilla)
1949
Hipólito el de Santa (con José Luis Jiménez y Esther Fernández)
1950
Por la puerta falsa (con Pedro Armendáriz, Luis Beristain y Roberto Cañedo)
Crimen y castigo (con Roberto Cañedo y Lilia Prado)
1952
Los hijos de María Morales (con Pedro Infante, Antonio Badú, Irma Dorantes, Carmelita
González y Emma
Roldán)
1953
Canción de cuna (con María Elena Márques)
Tres citas con el destino (codirección, ambientada en México, España y Argentina)
Datos curiosos:
A diferencia de la obra que la antecede, El prisionero trece (1933), en esta película sí se respetó el final cruento y rudo y no se le “añadió” una escena nueva para que terminara alegremente o con una moraleja. Su autor, Fernando de Fuentes, consideraba que el público mexicano y el latinoamericano estaban preparados para soportar la crueldad de la realidad social de nuestros países y se negaba a adaptar como propio el clásico final feliz (happy ending) del cine hollywoodense.
El alcohol en la película hace evidente el nivel social de los personajes: está siempre presente la copita de coñac que frecuentemente consume don Rosalío, quien está decidido a preservar la buena vida que lleva. Esta bebida es ofrecida a los dirigentes revolucionarios, quienes tentados la aceptan, salvo Eufemio Zapata, que prefiere el mezcal, el licor del pueblo.