Vicente Rojo. Escenarios y obras

A finales de la década de los ochenta, Vicente Rojo inicia sus trabajos para la serie Escenarios, que, a diferencia de las anteriores, es más amplia en la temática. De ahí su título ciertamente ambiguo. Una pista para comprender la obra es considerarla, de alguna manera, como un recorrido por sus pinturas anteriores. Además de que Rojo reconocía en ella reminiscencias del Paseo de San Juan en Cataluña, escenario de su infancia, y también fuertes evocaciones a paisajes mexicanos, como las pirámides, las estelas y, especialmente, los volcanes, sin olvidar la presencia de los códices, los encontrados y “los enterrados”. La serie se presentó en 1990 en la galería Soledad Lorenzo de Madrid.

Vicente Rojo es una referencia absoluta en la historia del diseño gráfico en México y, en este sentido, destacó en el panorama editorial. El artista decía que esta labor lo mantenía con los pies en la tierra por su utilidad, eso sí, alejado del aspecto consumista cercano a la disciplina, es decir, a la creación de diseños como herramienta publicitaria para incentivar la compra de productos. Por el contrario, llevaba su trabajo al ámbito cultural: por ejemplo, con sus diseños se incentivaba visualmente a la lectura con la creación de portadas de libros o a través de los carteles cinematográficos; de esta forma su labor era considerada como una misión educativa, a diferencia de la pintura, en donde no buscaba convencer a nadie de nada. Así pues, son caminos opuestos que se complementaron de manera equilibrada. En toda su producción (gráfica y pictórica) él reconocía que eran extremos que se tocan en un solo acto creativo, uno utilitario y el otro absolutamente personal. Fue realizador de importantes portadas de libros, escritos por amigos muy cercanos a él, que se convertirían en clásicos de la literatura latinoamericana, tales como El coronel no tiene quien le escriba (1961) de Gabriel García Márquez, o el poemario Los elementos del fuego (1962) de José Emilio Pacheco, y una interesante colaboración con Octavio Paz sobre textos dedicados a Marcel Duchamp (1968), entre una lista interminable de títulos.

Como cofundador de la editorial Era, colaboró también con numerosas revistas, como Artes de México, Nuevo Cine, Diálogos, Siempre! y La Gaceta del FCE, sin olvidar que hizo varias portadas para Vuelta (1978-1982), fundada por Paz en 1976.