La democracia en el centro. Con el nombre “Marcha por la democracia” comenzó la campaña de Martínez Verdugo en 1981. El eje central de toda la contienda, siguiendo los discursos del candidato, fue la de disputar el concepto de nación a partir de las nociones de democracia, derechos y libertades. Al inicio de la campaña en la plaza de Santo Domingo –el espacio urbano más usado por los comunistas– el candidato señaló: “Toda la historia del pueblo mexicano está determinada por la aspiración y la lucha por constituirse en nación independiente", insistiendo en que la campaña del psum colocaba la idea de “convertir en realidad el ideal de un México democrático, independiente, en el que imperen la igualdad y la solidaridad humanas”.
Libertades políticas y sindicales
La lucha por las libertades fue una de las agendas principales del psum, como antes del pcm. En ésta se preponderó la libertad de los trabajadores en sus formas organizativas, priorizando la independencia y la democracia de los sindicatos y de las organizaciones campesinas. También se enarboló la lucha por las libertades políticas y económicas de las mujeres, de los jóvenes y de los indígenas. Además de los derechos políticos de otros sectores de la sociedad como eran los integrantes de los cuerpos policiacos, los militares y los sacerdotes. De igual forma implicaba la desaparición de los cuerpos de espionaje y tortura ilegales, la democratización al interno de los espacios del Estado, la libre votación electoral, la protección de los derechos sociales y de los trabajadores, así como la defensa de las garantías individuales. La crítica hacia las formas de ejercer el poder era una persistencia desde la década de 1960 y se acentuó en la campaña de 1982. La democracia en la concepción de las izquierdas estaba vinculada al ejercicio de derechos y libertades.
El mundo indígena
Uno de los elementos a destacar de la política del psum fue el acercamiento con las comunidades indígenas. Tradicionalmente el pcm colocó su perspectiva en la concepción de que los pueblos y comunidades eran naciones que tenían derecho de ejercer la autodeterminación. Lejanos a cualquier noción de integración, llevaron su concepción, en el XIX Congreso, a una concepción en donde los indígenas ya no eran sólo campesinos, sino habitantes de un mundo más diverso. La actividad electoral en zonas de fuerte presencia de pueblos indígenas fue palpable en 1982. Recordando su recorrido por Guerrero, Martínez Verdugo señalaba que “la Montaña de Guerrero es roja, y que el socialismo se habla ahora también en mixteco y náhuatl”. En términos prácticos esto significaba para el candidato colocar el énfasis en el problema de la defensa territorial: “Como los propios indígenas lo han denunciado reiteradamente, los problemas más acuciantes que enfrentan se relacionan con la defensa de su patrimonio territorial, que es la base de su reproducción económica y social”.
Maternidad voluntaria y derechos de la niñez
El pcm desarrolló desde sus primeros años de vida una política que apuntalaba los derechos tanto de las mujeres como de la niñez; las organizaciones femeniles impulsadas por las comunistas y la de “pioneros rojos” son una muestra de ello. Durante un periodo, siguió la política global de las organizaciones comunistas que politizaban la noción de madre. Hacia la década de 1970 esto comenzó a ser diferente, debido a los cambios culturales en la sociedad y la mayor capacidad de ese sector social de articularse políticamente. La mujer tenía demandas más allá de la maternidad, en tanto que la política hacia las y los niños dio un vuelco con la fundación de la Unión Nacional Infantil, un frente impulsado por los comunistas para atender las peticiones de este sector hacia el final de la década de 1970. Ambas perspectivas se expresaron bien en la campaña de 1982. Un punto clave del programa y acción de los comunistas había sido la presentación de la primera propuesta de ley sobre la “maternidad voluntaria” en 1979, que fue elaborada por grupos feministas y que planteaba, de manera clara, la despenalización del aborto.